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Nota N°. 0015 Cinco lecciones de la India

REFORMA

Andrés Oppenheimer
Cinco lecciones de la India

Durante mi visita de dos semanas a India, le hice a varios altos funcionarios la misma pregunta: ¿Qué esta haciendo la India para crecer casi dos veces mas rápidamente que América Latina, y estar reduciendo la pobreza mucho más que los países latinoamericanos?. Muchos países latinoamericanos harían bien en seguir algunos ejemplos de India. Por ejemplo, en materia informática
NUEVA DELHI.- Las respuestas que recibí fueron sorprendentemente francas, y acertadas.

Antes de entrar en detalles, recordemos que la economía de India ha estado creciendo a un ritmo constante durante los últimos 15 años, alcanzando tasas de crecimiento anual del 8 por ciento en los últimos dos años. En comparación, América Latina ha crecido alrededor del 4.5 por ciento en los últimos dos años.
Y también dejemos en claro que en India hay cosas que pocos querríamos emular en América Latina, como el sistema de castas -que aunque prohibido por las leyes, sigue vigente- su costumbre generalizada de realizar "matrimonios arreglados" por los padres, o los reportes de 10 millones de abortos de mujeres en las últimas dos décadas por parte de padres que sólo quieren tener hijos varones.
Sin embargo, hay varias lecciones que América Latina podría extraer del rápido desarrollo de India, que ha ayudado al país a cuadruplicar su clase media y a sacar de la pobreza a más de 100 millones de personas en las últimas dos décadas.
Primera lección: la continuidad rinde frutos. A diferencia de muchos países latinoamericanos que cambian sus políticas económicas con cada nuevo gobierno, India ha mantenido el rumbo de sus reformas económicas.
Desde 1991, India ha abierto la mayoría de los sectores de su economía -incluyendo aerolíneas, ferrocarriles y compañías telefónicas- al sector privado, sin generar grandes resistencias.

Aunque India es una democracia ruidosa, existe un consenso general de que la estabilidad genera inversión, y que no hay crecimiento sin inversión.
Hasta los comunistas de India se han vuelto promotores de las inversiones. Este mes, el gobierno comunista del estado de Bengala Occidental acaparó los titulares al otorgarle tierras rurales a la multinacional Tata Motors para que construya una planta automotriz, pese a violentas protestas por parte de agricultores y campesinos locales.
Segunda lección: hay más de una manera de privatizar. A diferencia de lo que ocurrió en varios países latinoamericanos, que vendieron grandes monopolios estatales a inversionistas privados, India ha permitido sobrevivir a varias empresas estatales, pero las ha obligado a competir con nuevas firmas privadas. Eso ayudó a reducir la oposición social a las privatizaciones.
"Hace 10 años, las telecomunicaciones eran un monopolio del estado", me comentó Montek Singh Ahluwalia, el ministro de planificación de India. "No privatizamos todo el sistema de telecomunicaciones estatal, como lo hizo Brasil, sino que abrimos el sector a empresas privadas. Les permitimos participar, cosa que antes no podían hacer".
Tercera lección: el gradualismo rinde frutos. A diferencia de lo que hicieron muchos países latinoamericanos, que privatizaron las empresas estatales de la noche a la mañana, India abrió su economía gradualmente, en el transcurso de los últimos 15 años.
Cuarta lección: invertir en la educación da resultados. Gran parte del actual crecimiento económico de India se debe a la próspera industria informática del país, que genera ingresos de 23 mil millones de dólares al año. Las compañías multinacionales más grandes del mundo han establecido sus centros de software en Bangalore y en Hyderabad.
Acuden ahí para aprovechar la producción de más de 300 mil ingenieros al año en la India, que ofrecen sus servicios por sueldos mucho más bajos que en los países industrializados.
Tomando como punto de partida el legado educativo del imperio británico, la India recién independizada creó, en 1951, el Instituto Tecnológico de la India, una universidad estatal con estándares de admisión más estrictos que los de Harvard (tiene 130 candidatos para cada puesto de alumno, contra 10 candidatos por alumno en Harvard).

Quinta lección: la meritocracia tiene sus méritos. Mientras que la educación en India es en gran parte gratuita, el país estableció un sistema escolar meritocrático, en el que los estudiantes tienen que aprobar rigurosos exámenes de ingreso y egreso de la preparatoria, cuyas calificaciones determinan a qué universidad pueden asistir.
La competencia empieza en el kinder: tanto, que la Suprema Corte tuvo que intervenir recientemente para poner un alto a los exámenes de kinder para los niños y las entrevistas a los padres. La corte dictaminó que los exámenes de admisión al kinder ponían demasiado estrés sobre los niños a una edad demasiado temprana.
Mi opinión: muchos países latinoamericanos harían bien en seguir algunos ejemplos de India. En la economía de la información del siglo 21, en que las exportaciones de software y otros productos del intelecto se cotizan mucho más que las materias primas, las políticas económicas estables, el gradualismo y un sistema educativo basado en la competencia han demostrado ser efectivos para elevar los estándares de vida del país.
ESTA NOTA PUEDES ENCONTRARLA EN:
http://www.reforma.com/editoriales/nacional/730872/
Fecha de publicación: 24-Ene-2007

 
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