• Desgastado el régimen presidencialista: advierten participantes

Legisladores y especialistas que participaron en el segundo día de los trabajos del foro Derecho y Política ante el Desafío del 2006, coincidieron que para garantizar la gobernabilidad en México no hace falta una reforma del Estado, sino realizar cambios estructurales profundos al actual régimen político (presidencialista) pues éste se encuentra muy desgastado.

El senador Humberto Roque Villanueva, presidente de la Comisión de Comercio y Fomento Industrial de la Cámara de Senadores, dijo que la etapa de periodos largos de gobierno ya no está de moda en el mundo. Por ello, dijo, otra forma de garantizar la gobernabilidad es un acuerdo entre los partidos políticos, a efecto de que el secretario de Gobernación pueda ser nombrado por la Cámara de Diputados, a través de mayoría simple.

También propuso -a título personal- que el Senado de la República nombre al procurador General de la República, con un compromiso total en materia de seguridad pública y no una “autonomía artificial” que en el fondo implicara una irresponsabilidad frente al cargo que ostente. Precisó que el Presidente electo seguiría teniendo el mando de la Procuraduría, pero tendiendo un puente institucional entre el Poder Ejecutivo y Legislativo.

Aseguró que para la reforma al régimen político no basta definir los elementos constitucionales o el conjunto de normas jurídicas, sino diseñar las reglas informales que prevalecen en la sociedad para encontrar los elementos de gobernabilidad.

En su exposición, el legislador priista precisó que la gobernabilidad se garantizará con la atención a los problemas sociales, la generación de empleos y redefinición de lo que debe ser el marco constitucional, toda vez que, indicó, en la actualidad no están dadas las condiciones para el funcionamiento de la política, la economía y lo social.

El rencausamiento de la gobernabilidad, subrayó el senador priista, no puede descansar sólo en el Ejecutivo, se requiere de la compactación del periodo de mandato de éste y el Legislativo a cuatro años, a efecto de evitar una “revancha legislativa” y obligar a los dos Poderes a ponerse de acuerdo en una agenda viable.

En su turno, Miguel Covián Andrade, catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dijo que la reforma del Estado no es urgente, pues ésta sólo quieren hacerla los grupos neoliberales, incluido el Partido Acción Nacional, porque lo que desean es eliminar el gasto social.

“Ya no quieren el Estado social demócrata establecido en la Carta Magna, producto de la Revolución Mexicana; quieren el Estado liberal que contenía la Constitución de 1857. Quieren eliminar todo elemento relativo a la intervención exclusiva del Estado en la economía para privatizar los hidrocarburos, la energía eléctrica”.

Explicó que lo que no debe cambiar en nuestro país es el tipo de Estado establecido en la Constitución, sin embargo, quienes defienden a la social democracia, como el PRI y PRD, felizmente discuten dicha reforma e incluso, sin darse cuenta, ayudan y le hacen el juego a los grupos neoliberales.

Subrayó que es en el régimen político donde existen problemas de gobernabilidad, toda vez que las estructuras están desgastadas y son las que deben ser cambiadas.

Entre estos cambios, propuso modificar el régimen presidencial de manera urgente; reformar el régimen electoral; el control de la constitucionalidad; establecer la democracia semidirecta (referéndum y plebiscito) y poner énfasis en la responsabilidad de los servidores públicos.

“Nuestro problema es entonces de estructuras políticas y constitucionales. Defendamos el Estado social de derecho, cambiemos el régimen político, que es el que está mal y que es en gran medida el que impide avanzar en la realización del Estado social”.

Covián Andrade dijo que es obvio que en México es necesario realizar un conjunto muy importante de cambios estructurales en materia económica, política y constitucional, sin embargo, el gran problema es que estos temas muchas veces se discuten de muy buena fe pero sin suficiente conocimiento de causa.

“Muchas veces las propuestas, también de muy buena fe, son incongruentes, parciales, algunas de plano erróneas, otras tímidas y unas más son auténticas invenciones o hasta chistes malos, pero que de manera legítima presenta cada quien”.

Agregó que la gran paradoja es que todos estamos concientes de la necesidad de esos cambios, pero el gran problema es, primero, ponernos de acuerdo en los términos de la discusión y después ver la viabilidad de llevar a cabo los cambios que eventualmente se hayan podido acordar.

Por su parte, Carlos Madrazo Limón, comisionado para el Desarrollo Político de la Secretaría de Gobernación, indicó que más allá de la responsabilidad que se ejerce en las elecciones, nos debemos preguntar si nuestra sociedad participa cotidianamente y se vincula en una forma estricta para integrarse al desarrollo, mejorar la equidad y hacer respetar a los gobernantes las reglas de juego.

Añadió que la democracia tiene aristas y falta mucho por hacer. La participación ciudadana es indispensable para echar a andar la maquinaria de la democracia, el sufragio es también el elemento indispensable, mas no el único que detona todo un proceso democrático.

Destacó que la ciudadanía debe participar de forma permanente para evaluar el desempeño de sus instituciones de gobierno, así como el de aquellos órganos creados para fortalecer el Estado de derecho, tales como el IFE, la CNDH y el recientemente creado IFAI, entre otros”, dijo.

“Por ello hablar de gobernabilidad democrática es referirse a un asequible ejercicio de autoridad con el respaldo y participación de sociedad, de ahí que el eje de la gobernabilidad democrática es y será siempre la sociedad”, concluyó.