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El diputado del Grupo Parlamentario de Convergencia, Jesús González Schmal presentó una proposición con Punto de Acuerdo, mediante la cual pide que la Cámara de Diputados se sume a la iniciativa de ciudadanos de todo el país que solicitan que la medalla Belisario Domínguez 2005 sea otorgada postmortem al periodista Francisco Huerta, fallecido el 27 de enero del presente año.

“Un grupo de ciudadanos que siguieron la trayectoria de Paco Huerta en décadas de periodismo radiofónico han considerado digno de recibir esa presea a quien con denuedo, inteligencia y compromiso por el bien de México dejó un testimonio vivo de transformación del periodismo radiofónico, anquilosado entonces por el personalismo y la unilateralidad en la transmisión frente a un receptor pasivo, para invertir el orden y el ejercicio de la democracia participativa, darle al pueblo el micrófono para crear una opinión pública verdadera y perceptible”, argumentó.

El legislador de Convergencia añadió que el periodista contribuyó a que la ciudadanía cobrara conciencia de que no sólo en la emisión del sufragio su papel es decisivo, sino lo es todavía más en la vida diaria, generando opinión pública, crítica sana, fundada con nombre y apellido y alentando las acciones de gobierno que correspondan al servicio y la atención de responsabilidad a la autoridad elegida y legítima.

“Paco Huerta le dio a la radio su verdadero valor ciudadano y democrático. Su reciedumbre es reconocida incluso en otras partes de América Latina donde era invitado frecuente y donde fue considerado el precursor de la escuela del periodismo civil”, indicó.

González Schmal instó a los diputados para que se haga un acto de justicia reconociendo que Paco Huerta es de la estirpe de patriotas que no cejan hasta el final por lograr que el beneficio del pueblo sea en la política, la única finalidad del poder.

El legislador recordó los atentados a los que sobrevivió el periodista a lo largo de su trayectoria en pro de la defensa de la libertad de expresión y la reconducción de la radio hacia un servicio democrático.

“Fue en suma un visionario luchador de la libertad de expresión no sólo para unos cuantos, sino para todos los ciudadanos. Por eso vivió y murió cautivo de los intereses de los concesionarios que así como lo amaban para obtener rating, lo permutaban al rato para ganarse la complacencia del poder político cuando la aguda voz pública calaba en la conciencia nacional contra el abuso del poder”, finalizó.