El libro será el refugio de lo último que quede de originalidad en el mundo: Rafael Solana

“Nunca, ni un solo día, he dejado de estudiar, de leer y de aprender algo nuevo. Será en los libros donde habrá de refugiarse lo último que quede de originalidad en el mundo”. Así pensaba y escribía el maestro Rafael Solana, uno de los precursores de la reseña literaria y crítica de teatro, géneros que valdría recuperar como parte del oficio periodístico.

Dedicó, por no decir toda su vida, sí gran parte de ella a la cultura. Su circulo de amistades lo conformaron personalidades como Salvador Novo, Octavio Paz, Efraín Huerta y Jaime Torres Bodet, de quien fuera su secretario particular.

En memoria de este dramaturgo, quien nació en Veracruz en 1915 y muriera en 1992, la Dirección General de Bibliotecas de la Cámara de Diputados organizó un homenaje en el que participaron actores, escritores, críticos de arte y articulistas, quienes aportaron diversas perspectivas que hicieron trascender a don Rafael Solana.

Uno de sus biógrafos, Claudio Rodríguez Delgado, recordó que Debiera haber obispas es la obra teatral más representada, escrita en 1953 por el maestro Solana.

Rodríguez Delgado recordó lo polifacético del autor: periodista, poeta, crítico teatral, ensayista, novelista y cuentista de trascendencia internacional.

Pero sobre todo, el mundo literario de México lo recordará por haber participado en una de las revistas que sirvió para publicar los trabajos iniciales de poetas de alta valia: Octavio Paz y Efraín Huerta. Esta publicación se llamó Taller.

Entre otras tantas distinciones, don Rafael Solana obtuvo los premios nacionales de Crónica en 1975, de Periodismo en 1981 y de Letras en 1986.

Otros participantes en el homenaje, Yolanda Mérida y Javier Platas leyeron dos actos de la comedia inédita Cruzan como botellas alambradas.