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Boletín N°. 2794 Incremento de emergencia a salarios mínimos perjudicaría a trabajadores y dispararía la inflación

·Se reunió el titular de la CNSM, Basilio González, con diputados

·Incapacidad del gobierno para controlar precios: PRD

·Poder adquisitivo no se resuelve por decreto: PAN

Ante diputados de la Comisión de Trabajo y Previsión Social que preside el diputado Tomás del Toro del Villar, el titular de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CNSM), Basilio González Núñez, afirmó que un aumento de emergencia no beneficiaría a los trabajadores y provocaría una espiral inflacionaria.

Sin embargo, diputados del PRD afirmaron que la versión “es un mito genial” del gobierno federal para justificar su incapacidad para controlar los precios de la canasta básica y evitar el deterioro de vida de los trabajadores y sus familias.

Tan sólo, señalaron, de diciembre de 2006 a junio del presente año, la canasta básica se incrementó un 40 por ciento frente a un 10 por ciento en los salarios mínimos.

Por su parte, legisladores del PAN coincidieron que un incremento a los salarios mínimos perjudicaría a los trabajadores y a la población en general, ya que, aunado a la inflación, se impulsaría el desempleo.

El problema del poder adquisitivo de los salarios, aseguraron, no se resuelve por decreto, sino con un conjunto de políticas públicas que generen condiciones adecuadas para que trabajadores, iniciativa privada y sector público puedan garantizar, primero el empleo formal y después un salario digno.

Durante su comparecencia para explicar los efectos de la crisis alimentaria mundial y el alza de precios de los productos básicos en el salario mínimo, el titular de la CNSM insistió que en ninguna parte del mundo se ha adoptado la decisión de un aumento emergente, dado que se tiene pleno conocimiento de que las consecuencias son más negativas que benéficas.

Indicó ante los cuestionamientos de los legisladores que la experiencia obtenida refiere que en periodos de crisis de la economía mexicana, como las de los años 82-83; 85-87 y 95, se otorgaron incrementos de emergencia y sin embargo las pérdidas fueron mayores en comparación con el poder adquisitivo que obtuvieron los trabajadores.

En este sentido, aseveró que la mejor forma de hacer más competitivos los salarios mínimos es incrementando la productividad.

Basilio González aseguró que en México los trabajadores más pobres no son los que perciben el salario mínimo, sino los de las áreas rurales y el comercio informal.

Aunque aceptó que actualmente el salario mínimo es inconstitucional, toda vez que no cumple los lineamientos para satisfacer las necesidades básicas de los trabajadores, indicó que en la práctica éstos se compensan con las políticas públicas del gobierno federal.

“Un trabajador de salario mínimo, por la acción de la política pública recibe al mes 3 mil 19 pesos a través de programas de salud, educación, pensiones y otros”.

Aseguró también que sólo el 3.2 por ciento de los trabajadores asalariados del país percibe un salario mínimo.

“En mayo del presente año, el número de cotizantes al Seguro Social era de 13 millones 745 mil trabajadores, de los cuales, 439 mil 699 percibían salario mínimo. “Es decir, el 3.2 por ciento del universo total de cotizantes en el Seguro Social, lo que es históricamente la cifra más baja”.

Aceptó que de 1976 a diciembre de 2007, el salario mínimo presentó una caída acumulada de 75.4 por ciento, sin embargo, sostuvo que en los años recientes, la mayor estabilidad de precios ayudó a contener la pérdida del poder adquisitivo de los salarios e incluso, en 2008 ha tenido una recuperación del 2.1 por ciento.

En su cuestionamiento, el diputado José Antonio Almazán González (PRD) refirió que la crisis alimentaria y el aumento de los precios de productos básicos afecta a 24 millones de trabajadores que perciben entre uno y tres salarios mínimos y destinan casi el 70 por ciento de sus ingresos para la compra de alimentos.

Argumentó que las recientes medidas adoptadas por el Ejecutivo en el mes de junio para congelar los precios de más de 150 productos, son “demagógicas e insuficientes”.

En este tenor, argumentó que los productos básicos siguen en franco ascenso en sus precios, e incluso, un estudio de la Facultad de Economía de la UNAM refiere que de diciembre de 2006 a la fecha el costo de la canasta básica se ha incrementado en más de un 40 por ciento.

“La Profeco señala que de diciembre de 2006 a la fecha, productos de consumo popular como el aceite se incrementó en 66 por ciento; el arroz, 117; azúcar, 17 por ciento; la carne de res 28; el frijol 27 por ciento; el huevo 41 por ciento; el jitomate 61 por ciento; leche 43; los nopales se incrementaron 127 por ciento.

“Pan blanco 82 por ciento; pan de dulce 58, papa 62 por ciento; pollo entero 42 por ciento; queso canasto 31 por ciento; la tortilla 27 por ciento; la crema dental 12 por ciento y el jabón de tocador 76 por ciento”.

Concluyó que el costo de esta canasta básica antes de diciembre de 2006 era de 370 pesos, pero hoy es de 521 pesos.

En tanto, la diputada Rosario Ortiz Magallón, también del PRD, aseguró que el problema de la baja adquisición de los salarios mínimos se fundamenta en la mitología con la que se construye la fijación de los mismos.

Dijo que es preocupante que ahora se pretenda tasar el salario mínimo con base en la productividad de la empresa, de continuar, advirtió, conllevará a que sea la parte patronal la que determine los parámetros salariales.

Añadió que es un mito genial el que los incrementos salariales de emergencia desbocan siempre en una espiral inflacionaria. Lo más conveniente, agregó, sería revisarlos y hacer que cumplan con lo estipulado en la Constitución.

Los diputados Carlos Sánchez Gil y Alfonso Othón Bello Pérez, del PAN, coincidieron que la historia de la economía mexicana y las políticas públicas aplicadas para controlar el poder adquisitivo de los salarios y el control de los productos básicos son fundamentales.

Sánchez Gil indicó que el incremento a los salarios perjudicó a los trabajadores, “porque en esa carrera inflacionaria, quienes perdieron fueron los trabajadores. En las etapas de crisis hubo ocasiones en los que los productos subían el 100 por ciento en tanto que los salarios apenas se incrementaban en 22 o 25 por ciento”.

El problema del poder adquisitivo de los salarios, aseguró, no se resuelve por decreto, sino con un conjunto de políticas públicas que creen condiciones adecuadas para que los trabajadores, la iniciativa privada y el sector público puedan garantizar, primero el empleo formal y después un salario digno.

En respuesta a los cuestionamientos, el funcionario sostuvo que en el periodo de enero a mayo la variación de precios de alimentos y medidas significó apenas un 3.13 por ciento y rechazó que la población destine la mayor parte de sus ingresos en comida.

En lo que más gastan los mexicanos, dijo, es en vivienda y de la canasta de alimentos los refrescos están en segundo lugar, sólo después de la leche; “luego le sigue la carne de res, la tortilla y las aguas embotelladas”.

Insistió enque los programas del Ejecutivo ayudarán en gran medida para hacer frente a la crisis alimentaria y, sobre todo, para apoyar a las familias de escasos recursos.

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