• Aplicar la enseñanza vivencial, consideró el Premio Nobel de Química

Durante la VII Conferencia de la Unión Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Empresa, Mario Molina, Premio Nobel de Química 1995, se pronunció por “realizar una revolución pedagógica”, desde la educación primaria hasta la formación profesional, para alcanzar “niveles de excelencia” en la investigación científica.

“Hay que modificar la manera en que se enseña en primarias, preparatorias y universidades; debemos promover el aprendizaje activo. En una clase convencional, cuando mucho, el 20 ó 30 por ciento de la información que proporciona un profesor es retenida por los estudiantes”.

En el evento, organizado por la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados, que preside la diputada Silvia Luna Rodríguez, Mario Molina dijo que para impulsar la formación de investigadores y científicos se requieren sistemas de enseñanza vivencial.

Los niños tienen una curiosidad por entender cómo funciona el mundo que los rodea, pero la manera tradicional de enseñar es “realmente tan aburrida que pierden el interés”.

Es indispensable una revolución en la pedagogía, una nueva manera de enseñar ciencia, empezando por primaria donde los educandos participen activamente en proyectos, hagan experimentos, reporten sus resultados; “que pase a segundo término el hecho de estar sentado oyendo lo que dice un maestro”.

Tenemos un potencial enorme. No esperarnos varias generaciones a ver si alcanzamos a los países desarrollados en sus niveles de excelencia; si aprendemos cómo funciona esta nueva pedagogía podemos dar un brinco y tener niveles elevados en la investigación.

El Premio Nobel de Química manifestó que no es suficiente tener los recursos disponibles para impulsar el desarrollo científico, sino asegurar que estén bien invertidos.

El incremento del presupuesto y la inversión en capital humano debe garantizar que la investigación se desarrolle en niveles internacionales, “con excelencia, pero esto no sucede en automático”, agregó.

Dijo que en México hay un número relativamente pequeño de personas que obtienen grados de doctorado y aún así hay problemas de desempleo en el sector.

“Necesitamos, al mismo tiempo que garantizar instituciones de investigación y educativas adecuadas, a una industria que contrate a los egresados que se dedicarán a la ciencia y tecnología de alto nivel”.

Advirtió que algunos egresados laboran en actividades “poco relacionadas con su experiencia en el campo de investigación”; por eso debemos planear el desarrollo de centros de investigación, no sólo preparando al número adecuado de investigadores sino asegurar que tengan los recursos necesarios.

“La jubilación del personal cada vez se atrasa más, no tenemos suficiente movimiento en las universidades y no le damos lugar a la gente joven como lo deberíamos de hacer, quizá dadas las limitaciones del empleo”.

En su exposición, en el Museo de Antropología e Historia, Mario Molina aseveró es necesaria la colaboración estrecha entre las universidades, empresas y gobierno. La investigación aplicada, que se refleja en el número de patentes que tenemos, también nos demuestra que estamos muy rezagados. “La mayor parte de la inversión debe orientarse a soluciones reales”, concretó.

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