• El destino nos alcanzó; iniciemos un debate al respecto, agregó

• Presentan el libro de Jorge Díaz de León, Crisis Alimentaria, reto para el Estado mexicano

El presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputado, César Duarte Jáquez, dijo que ante un escenario complicado como la crisis alimentaria, lo que queda es retomar y encauzar el tiempo para resolver los problemas estructurales de fondo, de origen, y subsanar los errores que se cometieron y que hoy han generado una crisis.

Al asistir a la presentación del libro Crisis Alimentaria, reto para el Estado mexicano, del autor Jorge Díaz de León, el diputado expresó que en este momento es fundamental iniciar un gran debate respecto al tema.

“Es lo que nos corresponde hacer a quienes creemos y sabemos que el origen estructural de un pueblo es defender el insumo fundamental de la población, que es la alimentación”, abundó.

Al referirse al autor del libro, Duarte Jáquez añadió que es un gran momento para compartir sus ideas que han sido plasmadas en este documento tan importante y puntual, lo anterior ante los tiempos de la vida de México y del mundo, en la que finalmente el destino nos alcanzó.

“Por tanto tiempo, este discurso ha sido propuesto, debatido, defendido, impulsado, y ahora resulta que fue cierto que había una crisis alimentaria en el mundo, un tanto desdibujada por la presión de la crisis económica mundial, no puede estar desligada una crisis de otra, de ninguna manera”, abundó.

El legislador hizo el compromiso de hacer lo posible y necesario por aportar algo en esa lucha que será en beneficio del país. “Coincidimos absolutamente en esos principios, en esos ideales y en esas causas justas que sin mayor interés es resolver los grandes problemas del país”.

La diputada Beatriz Pagés Llergo Rebollar (PRI) señaló que la agricultura debe dejar de ser vista como una actividad productiva más, y no debe seguir siendo sometida a la lógica del libre mercado.

“Creo que deberíamos legislar para que la autosuficiencia alimentaria y la productividad agrícola sean consideradas como un asunto de seguridad nacional, para que la producción de granos básicos esté protegida por la ley, y como consecuencia, por políticas públicas aceptadas”, enfatizó.

Se pronunció porque en el ámbito internacional se prohíba la especulación con los precios de los alimentos, “porque atentan contra la dignidad y los derechos humanos de los pueblos. La especulación con el café, con los precios del azúcar, trigo y cacao nos parece normal, sin embargo creo que debería ser considera como un crimen similar al genocidio”.

Al hacer uso de la palabra, el autor Jorge Díaz de León afirmó que México enfrenta un flagelo que fue pronosticado a finales del siglo pasado: la crisis alimentaria, la cual se debe a la falta de incentivos a la producción agrícola en las zonas de subsistencia del campo mexicano.

“Los recursos del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional han ido a la zona altamente tecnificada y productiva del país, al noroeste, donde se tiene el mayor volumen de exportación y de captación de divisas”.

Señaló que existían en México más de cinco millones de hectáreas de riego, “estimábamos que para finales del siglo XX debía haber 15 millones y con eso tendríamos la soberanía alimentaria, sin embargo, no llegamos a los seis millones”, afirmó.

Con la firma del Tratado de Libre Comercio con América del Norte, hace 15 años, desapareció Banrural, Productora de Semillas y Consaupo, “toda la infraestructura que se había creado en 70 años para apoyar a los productores de las zonas de subsistencia, que ayudaban a que no hubiera hambre y al campesino para producir y mantener arraigadas a las familias”.

Además, se importó maíz desde el Mississippi a mitad de precio, “cuando comerciantes de cuello blanco, a nivel de toma de decisiones, decían a los Ejecutivos ¿para qué producimos maíz aquí sin nos cuesta el doble que traerlo del Mississippi y nos evitamos el costo de producción?”

Una de sus consecuencias fue la expulsión de nuevas generaciones que se amontonan en la frontera con EUA y que son pasto del crimen organizado, los que no pueden pasar; los que no se mueren en el desierto de Arizona o a los que no venadea la ultraderecha de Texas y Arizona.

“Toda esa generación abandonó sus parcelas; el campo envejeció porque quedaron los viejecitos, se fueron sus hijos y sus nietos por el famoso sueño americano, y siguen produciendo verduras, maíz y frijol, pero en el Valle Imperial, en el Mississippi, no en las tierras que les dio la Revolución”.

En tanto, la presidenta del Foro Nacional Permanente de Legisladores, Jarmila Olmedo, afirmó que garantizar el abasto alimentario en nuestro país es base indispensable para la paz social y la auténtica soberanía de nuestra nación.

Argumentó que los problemas de inseguridad pública, el narcotráfico, la emigración y la crisis financiera internacional “agudizan la crisis alimentaria, grave problema originado en la desigualdad económica y en el abandono en el sector rural”.

Informó que la presentación de la obra forma parte de algunos eventos con los que se celebra el décimo aniversario de la constitución del Foro Nacional Permanente de Legisladores.

“Quienes participamos en el Foro estamos ciertos que las aportaciones contenidas en la obra habrán de servir para informar a la ciudadanía con precisión acerca de la gravedad del problema, a fin de cumplir con el propósito de contribuir a replantear las políticas públicas del sector rural”.

El presidente del Comité Ejecutivo Nacional de la Confederación Nacional Agronómica, Arturo Villarino Pérez, se pronunció por establecer un programa nacional de extensionismo rural que contemple aspectos técnicos, productivos, ambientales y agrarios que focalice las necesidades de las regiones de alta y muy alta marginación.

Consideró que “el presupuesto aprobado no resolverá las demandas de los más necesitados” si la dependencias federales privilegian el enfoque de la asistencia técnica, el aspecto económico-productivo, la capacitación y la transferencia de tecnología por encima de los campesinos.

“Lo medular es apoyar a los más necesitados, hacer del Programa Especial Concurrente un instrumento que propicie el desarrollo de un ejido, de una comunidad, de un territorio definido”, concretó.

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