• Hoy más que nunca hace falta Juárez, advirtió la diputada

Al conmemorar el CCIII Aniversario del Natalicio de Don Benito Juárez, la diputada María Beatriz Pagés Llergo Rebollar señaló que la laicidad juarista es una vacuna contra el fanatismo y su legado enseña que es hora de cambiar la forma de hacer política.

La secretaria de la Comisión de Cultura indicó que “los fundamentalismos religiosos y económicos y los sermones condenatorios desde los púlpitos del poder sólo sirven y han servido para dividir a la nación”.

Mencionó que el desvío de recursos públicos para construir templos, la participación de cardenales en la toma de decisiones, la condena a vestir de determinada manera, a darse besos callejeros, a abortar aunque la víctima por violación haya sido una niña, a formar parte de una religión distinta a la católica, indica que la Carta Magna es ignorada.

“El incremento de la violencia, la multiplicación de la delincuencia organizada, la profunda crisis de valores políticos y morales, el desmoronamiento de las instituciones, enseñan que a México, más que nunca, le hace falta Juárez”.

Las Leyes de Reforma son víctimas de una persecución política que las distorsiona y estigmatiza. “Allá dentro, en el Pleno, se cumple con la formalidad de homenajear a Juárez, pero evitando siempre que el espíritu de su obra se consolide en la Constitución”, abundó.

Beatriz Pagés recordó que existen iniciativas que buscan reafirmar el artículo 130 constitucional; artículo que quedó frágil y asilado, con evidentes indefiniciones y proclive a todo tipo de interpretaciones después de que se reformó la Carta Magna para reconocer la personalidad jurídica de las iglesias y reestablecer las relaciones con el Vaticano.

Hay iniciativas que plantean elevar a rango constitucional el carácter laico del Estado mexicano; que pretende consolidar la separación iglesias-Estado; que buscan definir a la República Mexicana como una República laica, pero que no dejan pasar un pensamiento confesional, dogmático y autoritario, sólo propio, entendible y explicable en un Estado confesional.

Señaló que la laicidad se opone al fanatismo, a la intolerancia, al dogmatismo, autoritarismo religioso, exclusión y a la injusticia. “El Estado laico no persigue sacerdotes, ni cierra templos, como muchos creen, su poder descansa en la voluntad popular; está obligado a defender los derechos del pueblo y a responderle a los hombres”.

Busca, añadió, la independencia de la religión con respeto a la política porque ahí está justamente la mejor garantía de la neutralidad, de que se gobernará para todos, independientemente de que sean católicos o no.

En su oportunidad, el presidente de la Fundación Interamericana Benito Juárez, A.C, Reynaldo Acoltzi Conde, expresó que el liberalismo ha sido un paradigma que ha dado vida a las instituciones y fortalecido movimientos sociales muy importantes. “Hemos olvidado que el liberalismo es una forma de pensar, actuar y su base fundamental es el racionalismo”.

El liberalismo, dijo, ha hecho a un lado esa filosofía, pues hoy más que nunca se necesita de ese liberalismo racional. “Llevamos más de ocho años con un positivismo que fracciona y parcela la ciencia, que resuelve problemáticas mediáticas y no problemas de largo y alto alcance, o con visión de futuro”.

Se tiene que hacer conciencia que el liberalismo debe seguir presente y que es una herramienta que permite ver las cosas con racionalidad, mencionó.

Fernanda Bobadilla, perteneciente a la sección juvenil de la Fundación Interamericana Benito Juárez, dijo: “Creo en un nuevo México, construido sobre la base de una buena educación; sólo los jóvenes podremos salvar al país invadido y presa de corrupción, narcotráfico y delincuencia”.

Asistieron a la ceremonia conmemorativa, el secretario de la Comisión de Cultura, diputado José Alfonso Suárez del Real y Aguilera (PRD), y el diputado por Oaxaca, José Murat (PRI). Así como el presidente de la Asociación de Abogados del Distrito Federal, Joaquín Dávalos Paz, y el presidente de la Comunidad Científica de Abuelos, Jacinto Ruiz Aquino.

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