El comercio mundial de bambú alcanza los 7 mil millones de dólares, en el que México tiene una mínima participación y registra entre el 1 y 2 por ciento de la producción total que hay en el orbe.

Por ello, el coordinador de la diputación federal del sector agrario, Alberto Jiménez Merino (PRI), consideró necesario que la Secretaría de Agricultura conforme el Programa de Fomento del Bambú y destine mil millones de pesos anuales en un principio e incremente esos recursos año con año, para detonar su comercialización, se generen negocios y empleos en el sector rural.

En el territorio nacional, especialmente en las zonas tropicales de Puebla, Veracruz, Tabasco, Campeche, Guerrero, Morelos, Michoacán, Jalisco, Chiapas, Oaxaca, Yucatán y Quintana Roo, el bambú es una planta poco aprovechada (60 por ciento se desperdicia) en los ranchos, casi desconocida y que aún no forma parte de los programas de fomento, como el que existe para el maguey, enfatizó.

Durante La Mesa de Negocios de Bambú Mexicano, que se realizó en el recinto de San Lázaro, el legislador mencionó que la Comisión de Agricultura solicitará además al gobierno que inscriba a México en la Red Mundial del Bambú y Ratan (INBAR) y sea el miembro número 36.

Ello con el fin de aprovechar los beneficios que puede dar a toda la cadena productiva, apoyo tecnológico y científico y acceso a créditos blandos del Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo (BID), puntualizó.

El bambú tiene un gran potencial como detonador de empleos y negocios en el ámbito rural; actualmente tiene 4 mil usos documentados a nivel internacional, entre ellos, para hacer vivienda digna de bajo costo, 40 por ciento menos del costo de una casa con materiales tradicionales, puentes, alimentos, cerveza, refrescos, ropa; de hecho desplazará productos elaborados con madera, expuso.

No obstante los importantes esfuerzos del gobierno federal, aún hacen falta 2 millones de casas nuevas y cerca de 4 millones necesitan algún grado de reparación, indicó.

El hacinamiento de las familias en pocas y pequeñas habitaciones es también un grave problema, de autoestima y falta de condiciones mínimas para el desarrollo humano, subrayó.

Atender la construcción de vivienda con los materiales tradicionales ha sido un proceso lento por el costo del acero y cemento, externó.

Si continuamos por la vía tradicional y a la velocidad actual, tardaremos entre 16 y 20 años para atender la necesidad existente. Millones de personas aún viven sobre pisos de tierra y vivienda muy precaria, informó.

El bambú es una planta que incorpora a sus tejidos cuatro veces más bióxido de carbono en comparación con las plantas más eficaces, señaló.

Es el mejor retenedor de suelo y agua, la mejor barrera para evitar la erosión de las laderas en las partes altas de las cuencas y es el mejor protector de las tierras ubicadas a la orilla de barrancas y ríos, explicó.

Ante el acelerado deterioro de bosques y selvas es una tabla de salvación para contrarrestar el cambio climático en muchas partes del mundo, destacó.

Asimismo, dijo que en reunión de comisiones se logró un punto de acuerdo, por el que se exhorta a la Sagarpa, Semarnat, Conagua, Conacyt, Sedesol, SEP, SSA, Canadevi, gobiernos estatales y municipales y a la Conafor a desarrollar y fortalecer la cadena productiva del bambú para revertir el deterioro ambiental y el cambio climático, promover la vivienda digna de bajo costo e impulsar el desarrollo de pequeñas y medianas empresas en el medio rural, a cargo del diputado Alberto Jiménez Merino.

A su vez, Jason Ys Ta, el comercializador más importante de bambú en el mundo, con sede en Estados Unidos, consideró que la industria del bambú tiene potencial en México para pequeños productores y agricultores y si se considera que el mercado de Estados Unidos crece rápido y demanda de esa planta.

Alvaro Cabrera, representante de la Red Internacional de Bambú y Ratán (INBAR), mencionó que en junio el Banco Mundial apoyará con 200 mil dólares un programa piloto de vivienda y escuelas rurales en Ecuador, fabricadas con bambú.

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