La falta de un proyecto productivo para el desarrollo de los ejidos, los altos niveles de erosión que provoca la pérdida de tierra fértil; el desempleo y los escasos servicios públicos, han sido las causas principales para que los jóvenes de este sector decidan no integrarse y emigrar en busca de mejores oportunidades, destacó el diputado Alberto Jiménez Merino (PRI).

Durante el seminario “El futuro del manejo de tierras colectivas: lecciones del pasado y prospectiva para el año 2025”, el legislador destacó que de acuerdo con datos del INEGI, en el 70 por ciento de los núcleos agrarios, los jóvenes ya no se integran a las actividades productivas, sino que han emigrado, dejando a sus padres y abuelos, lo que hace un problema bastante grave.

Agregó que en el país existen 31 mil 480 ejidos, de los que dependen 3 millones 100 mil personas, en una superficie de 103 millones de hectáreas, lo que representa el 53 por ciento del territorio nacional.

El legislador indicó que a pesar del importante apoyo que se ha dado a este sector a través del presupuesto, el gobierno federal no ha desarrollado un programa de impulso sustentable de las actividades agropecuarias forestales y acuícolas.

Se ha trabajado, añadió, en la regularización de la tierra, se establecieron programas que daban certidumbre a los poseedores y se llegó a otorgar la carpeta básica en más del 90 por ciento de los ejidos, sin embargo, no se estableció un plan de corto, mediano o largo plazo.

En este sentido, dijo, los diputados de la Comisión de Agricultura y Ganadería que preside el diputado Cruz López Aguilar, han solicitado al gobierno federal que impulse un mayor desarrollo en los núcleos agrarios.

Al mismo tiempo se ha sido solicitado en tribuna a la Secretaría de la Reforma Agraria y en forma directa a la propia Secretaría de Agricultura, que apoyen con un instrumento de planeación, para mejora de la producción y el desarrollo de los ejidos.

Explicó que se requiere información básica sobre qué producen y qué hacen actualmente los núcleos agrarios; qué recursos disponen, cuáles son sus limitaciones productivas en las actividades económicas actuales, cuáles son los problemas ambientales y socioeconómicos más importantes, qué es lo que está amenazando el futuro de las nuevas generaciones y qué actividades potenciales pudieran llegar a realizar.

Existe, refirió, una gran cantidad de cosas por hacer para desarrollar los ejidos. Hay un potencial aún no explorado; es importante hacerlo, porque la pobreza sigue siendo uno de los problemas más graves que tenemos, el deterioro ambiental es el segundo y todo ello desemboca en los escasos ingresos en el campo.

“La gente no obtiene lo suficiente para vivir y desarrollarse, sin embargo, podríamos afirmar que la riqueza de recursos es muy amplia y abundante y podríamos hacer cosas nuevas”, concluyó.

En el seminario participaron como ponentes: Benjamin Figueroa, del Colegio de Postgraduados de México; Uriel Leviatan, de la Universidad de Haifa, Israel y César Turrent Fernández, del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural.

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