Al participar en el Foro Voto de los Mexicanos en el Extranjero, el diputado Rubén Ignacio Moreira Valdez, presidente de la Comisión de Derechos Humanos, indicó que es necesario romper el paradigma de que vote sólo quien vive en el territorio nacional y que está en manos del Congreso facilitar el ejercicio del sufragio desde el exterior.

“Quienes salen de México buscando oportunidades de empleo o seguridad siguen siendo mexicanos, siguen estando al tanto de lo que pasa aquí y mantienen el derecho de votar; si el Estado no les dio seguridad, trabajo o la oportunidad de desarrollo, al menos tiene que darles la oportunidad de manifestarse por quién va a ser la autoridad de su país de origen”, aseveró.

Otro motivo muy importante, consideró, es la entrada de divisas que envían quienes viven fuera del país y las remiten a las poblaciones más modestas de México. “Si son la segunda fuente de ingresos, una forma mínima de ser recíprocos es garantizarles su derecho a decidir el destino de esta nación”.

En el Palacio Legislativo de San Lázaro, Rodrigo Morales Manzanares, ex consejero del Instituto Federal Electoral, impartió la conferencia magistral “Reformas necesarias al voto de los mexicanos en el extranjero”, en la que mencionó que a partir de la experiencia electoral de 2006, el debate debe centrarse en la parte instrumental.

“Es decir, qué adecuaciones tendría la legislación para facilitar el ejercicio del voto de los connacionales en el extranjero, ya que dicha experiencia dejó elementos para tomar mejores decisiones”.

Recordó que la reforma estuvo marcada por una lógica minimalista, por correr el mínimo de riesgos, tener todos los candados y seguridades en cada uno de los tramos del proceso electoral, “así se llegó a una modalidad que, en términos de seguridad jurídica y de universalidad del ejercicio, sí cumplió con esa expectativa”.

Durante esa elección, agregó, se recibieron votos de mexicanos en más de 80 países; datos del IFE calculaban que había alrededor 4.4 millones de mexicanos con el trámite para obtener su credencial y que ya no residían en territorio nacional; otras estimaciones precisaban que no podrían ser más de tres millones de mexicanos; una más, que había 360 mil mexicanos con ese documento en los Estados Unidos.

Morales Manzanares puntualizó que a partir de eso se diseñó una ley con alcances limitados, pero que fue fundamental para establecer que el voto era posible; que no iban a ocurrir las tragedias que iban a suceder y que el voto llegó para quedarse.

Lo que se obtuvo con esa experiencia, abundó, es que el IFE sí pudo desplegar una campaña para garantizar que el derecho se conociera; que hubiera la mayor disponibilidad de formatos de solicitud de inscripción al listado nominal de mexicanos en el extranjero -ahí se distribuyeron 3.6 millones de formatos-. “En términos del esfuerzo institucional los datos no son malos, sin embargo, la crítica se ha concentrado en la poca participación que consiguió generar”.

Argumentó que, en los hechos, la credencial para votar con fotografía no es un documento útil para los migrantes o no lo fue, y por tanto mucha gente dejó su credencial aquí, la tiró en el desierto o la extravió sin darle importancia a recuperar el documento.

El ex consejero del IFE indicó que el reto legislativo es el cómo empatar el perfil de los migrantes con el de los votantes, pues lo producido en 2006 fue más una modalidad de voto para mexicanos en tránsito que para mexicanos residentes en el extranjero, ya que se le facilitó el voto a todo el cuerpo diplomático y a mucha gente con una estancia legal, pero no se consiguió que el grueso pudiera tener posibilidades de ejercer el voto.

“Es el momento de realizar un balance crítico; creo que ir sin cambios en esta materia, en la próxima elección presidencial de 2012, es una nueva manera de acreditar la indiferencia o distancia entre los legisladores y la comunidad migrante”, concluyó.

Enseguida, Primitivo Rodríguez Oceguera, coordinador de la Coalición por los Derechos Políticos de los Mexicanos en el Extranjero, señaló que el voto en el extranjero ha servido para quitar desconfianza al sistema electoral.

Precisó que en las elecciones de 2006 se inscribieron más de 50 mil mexicanos y acabaron votando alrededor de 33 mil. “Se esperaba que votaran un mínimo de 400 mil, que era el equivalente al 10 por ciento de los más de cuatro millones que tenían credencial de elector”.

El problema, dijo, es que hay que registrarse para votar, como el caso de 2006 que fue antes del 15 de enero y en esa fecha ni siquiera había candidatos. Además de tener que mandar por correo el voto y pagar 10 dólares.

Consideró que se puede modificar la modalidad, usar otro tipo de credencial para votar, registrarse y votar en el Consulado ante representantes del IFE; “se deben hacer reformas con el voto en el exterior que ayuden a una mejor y más fuerte, confiable y viva democracia en México”.

“Es posible ampliar el universo de votantes, la inscripción al Padrón Electoral en el extranjero, sin dañar la seguridad, confianza, certeza y confidencialidad del voto en el exterior”, puntualizó.

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