Es necesario que las autoridades competentes prendan los focos rojos si se comprueban casos como el de “la Tuta”, con plazas de maestro, así como una cuidadosa vigilancia de parte de las Procuradurías tanto federal como de los estados.

Consideró lo anterior el diputado José Trinidad Padilla López, presidente de la Comisión de Educación y Servicios Educativos, quien señaló que en casos de delitos contra la salud será tarea de la Procuraduría General de la República dar seguimiento a las denuncias que puedan surgir, y sean acreditadas como denuncias con fundamento para evitar que este fenómeno se propague.

Manifestó que es necesario se conozcan o investiguen los antecedentes de los maestros sobre su desempeño dentro del sector escolar, así como cumplir con los requisitos que la ley establece para el trabajo, aunque aclaró que no así los antecedentes personales, al no ser la Secretaría de Educación Pública la instancia adecuada para ello.

“Averiguar la vida privada de cada persona que quiera ingresar al sistema educativo como profesor, tendría que ser muy claramente establecidos los límites de eso, porque podría entrar en violación de derechos humanos y derechos individuales como la privacidad de las personas”.

Sostuvo que debe existir una vigilancia sobre las conductas que pudieran describirse como delictivas, no sólo de los maestros, por lo que pidió a la sociedad que denuncie ante las autoridades competentes, quienes deberán tomar cartas en el asunto.

Lamentó el hecho de que actualmente los niños empiezan a ver en la figura del narcotraficante un referente positivo o deseable, al responder la pregunta sobre lo que desean ser de “grandes”, lo que calificó como una muestra de la pérdida de valores dentro de la sociedad, por lo que urgió al reforzamiento de los valores en los niños desde el entorno familiar antes del ingreso a los sistemas escolares.

Mencionó que es justificable que en algunos estados se les den consejos a los alumnos sobre qué hacer en caso de balaceras, como lo es tirarse en el piso o resguardarse debajo de las bancas.

“Son tan frecuentes los actos de violencia, que pueden poner en riesgo la vida de los ciudadanos que no tienen nada que ver con las actividades violentas. Pensar que se tenga que recurrir a este tipo de entrenamientos significa que el agua nos está llegando a los aparejos”.

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