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Boletín N°. 2740 El siniestro ocurrido en San Martín Texmelucan, Puebla, fue por una toma clandestina fallida: Suárez Coppel

El director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Juan José Suárez Coppel, aclaró que el siniestro ocurrido en San Martín Texmelucan, Puebla, fue por un incendio y no una explosión, y precisó que como resultado de los análisis hechos en el lugar, se originó en una toma clandestina fallida.

Lo anterior, al reunirse con los diputados y senadores integrantes de la Tercera Comisión de la Permanente, (Hacienda y Crédito Público, Agricultura y Fomento, Comunicaciones y Obras Públicas) que preside Francisco Javier Orduño Valdez (PAN), para explicar las causas, circunstancias y consecuencias del siniestro ocurrido en un ducto de la empresa, el 19 de diciembre.

Reconoció que se incrementaron las tomas clandestinas; en 2009 eran 436 y pasaron a 712 en 2010. Se estima que en 2009 hubo una caída del volumen sustraído de 3 millones de barriles a un millón 700.

Señaló que se calcula que el robo de hidrocarburos es de 0.8 de las ventas de petrolíferos y el 0.4 de la producción de crudo.

Ello, dijo, a pesar de que se registró una caída de casi la mitad en el último año y más del 60 por ciento en los últimos dos, como resultado de detección más rápida.

Suárez Coppel subrayó que se capturó a los integrantes de tres bandas dedicadas al robo de hidrocarburos, a quienes se les aseguró más de 2 mil 500 millones de pesos.

También, destacó, 75 empleados de la paraestatal están en investigación. Estas acciones, dijo, son resultado del trabajo del grupo interinstitucional para el combate de robo de combustibles de Pemex, en el que participan expertos de las secretarías de Defensa Nacional, Marina, Gobernación, Hacienda y de la Función Pública; además de Seguridad Pública y la Procuraduría General de la República.

Precisó que las tomas clandestinas se detectan por las variaciones en la presión de los ductos, además de celajes que se realizan diariamente; aseguró que el 94 por ciento de las tomas que se detectan no causan una fuga y son herméticas.

Mencionó que el 69 por ciento de las tomas clandestinas se concentran en seis estados: Veracruz, Sinaloa, México, Nuevo León, Tamaulipas y Puebla, con más de 50 registros. “El crudo que se nos roba se utiliza en ladrilleras y calderas”.

El funcionario dijo que por el siniestro registrado en San Martín Texmelucan, hubo 30 personas fallecidas, 22 de ellas ya se identificó a los familiares y se realizó el pago, y se atendió a otras 52, de las cuales cinco permanecen hospitalizadas.

Se afectaron 140 inmuebles privados, 48 con daño total; se han pagado 32 indemnizaciones; 92 inmuebles tienen afectaciones menores, 66 ya fueron atendidos. Se han recibido 72 solicitudes por daños a los vehículos. En cuanto a los enseres domésticos, existen 78 reclamos.

Respecto de la propiedad pública, dos puentes fueron afectados, el de Atoyac tuvo daños parciales y el puente Rojo es pérdida total. La calle San Damián y las zonas aledañas ya están en proceso de repavimentación. Cinco canales de riego ya están normalizados al 100 por ciento.

El líder del grupo de análisis de integridad de ductos del Instituto Politécnico Nacional, Jorge Luis González Velázquez, explicó que de acuerdo con el análisis que se hizo, se observó que el ducto tenía una rotura, ya que muestra una deformación hacia el exterior y no se observa ningún daño visible por deterioro y no hay corrosión.

“Este tipo de roturas son generadas por la presión interna, lo que significa que de alguna manera la pared del tubo fue debilitada o sobre esforzada”, detalló el experto.
Dijo que hay evidencias de la acción de fuerzas externas, la cavidad en el terreno donde se ubicó la fuga y las características de velocidad y patrón de flujo del derrame son consistentes con las de una fuga en una excavación abierta artificialmente, previa a la ruptura del ducto.

Enfatizó que no se observan daños o deterioro en el tramo fallado adicionales a la ruptura; es decir, “pareciera que el tubo rompió por sí solo, pero no hay alguna indicación de que hubiese corrosión, dobleces, daño físico o químico en el metal, por lo cual no podemos atribuir esta falla a un problema de diseño, construcción, operación o mantenimiento”.

Resaltó que la velocidad del derrame fue muy alta, “estamos considerando prácticamente 15 minutos entre el momento del inicio de la fuga y en que se registran los primeros incendios”. Y afirmó que se estima que se derramaron entre 60 y 120 barriles por minuto.

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