La diputada Adriana Sarur Torre (PVEM) presentará un punto de acuerdo ante la Comisión Permanente, que solicita a los gobiernos federal y estatales que implementen políticas públicas para evitar la participación de menores de edad en bandas de delincuencia organizada.

Precisa que cuando hay casos como el del Ponchis, el niño multihomicida, de inmediato se recurre a la condena, a la implantación de políticas centradas en la represión y al impulso de reformas legales orientadas a incrementar la severidad de las penas.

Además de reducir la edad para ser penalmente responsable, a una mayor presencia y apoyo tecnológico de la policía; sin embargo, se han dejado de lado los esfuerzos en la prevención, subraya la legisladora en su iniciativa publicada en la Gaceta Parlamentaria del 12 de enero.

De ahí que sea importante que los gobiernos estatales y federal apliquen políticas tendentes a generar oportunidades de desarrollo social y económico.

Estas políticas públicas y programas gubernamentales, agrega, deben atacar las causas verdaderas de la implicación de jóvenes con el crimen, y rebasar las posiciones simplistas que aseguran que endureciendo las penas carcelarias o reduciendo la edad penal resolverá el problema.

Sarur Torre resalta que la sociedad se encuentra cada día más expuesta a la inseguridad pública y la delincuencia se ha convertido en uno de los problemas de mayor efecto social.

“Debemos avanzar como sociedad en la construcción de opciones viables para contrarrestar la barbarie delincuencial que cada día avanza más”, enfatiza la secretaria de la Comisión de Seguridad Pública.

Indica que en México uno de cada 90 menores de 18 años pertenece a algún grupo de delincuentes infanto-juveniles y 35 por ciento de los detenidos por narcotráfico es menor de edad.

Asegura que el origen del incremento de jóvenes menores de edad en la delincuencia organizada es multifactorial, “pues parece haberse potenciado por la evidente falta de oportunidades de empleo, educación, trabajo, cultura y deporte que actualmente vive la juventud”.

Muestra de ello, abunda, son los 7.5 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan, que no tienen futuro y que han visto a la delincuencia organizada como una opción de vida.

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