• A través de acciones programáticas específicas que atiendan y solucionen la violencia verbal, física, psicológica y social
La diputada Cecilia Soledad Arévalo Sosa (PAN) presentará un punto de acuerdo mediante el cual exhorta a las autoridades educativas en el país, para que implementen acciones programáticas específicas que atiendan y solucionen la violencia verbal, física, psicológica y social que se da entre los alumnos de educación básica.
En el documento, publicado en la Gaceta Parlamentaria, se precisa que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, México tiene el primer lugar con el ambiente escolar más violento de entre 23 países, además de contar con los maestros con menos preparación y más faltistas.
El Consejo Nacional para Combatir la Discriminación y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, precisa que los más discriminados y segregados en las escuelas son quienes padecen una enfermedad crónica o discapacidad, los indígenas, los pobres, los obesos, los de lento aprendizaje, de coeficiente intelectual alto o que no responden a los roles de género establecidos.
Arévalo Sosa refirió que la violencia o acoso escolar está presente en las instituciones educativas, pese a que, de acuerdo con la Convención sobre los Derechos del Niño, ratificada por México, los Estados se comprometen a tomar medidas para garantizar que la niñez sea protegida “contra toda forma de discriminación o castigo por causa de su condición, las actividades, las opiniones expresadas o las creencias de sus padres”.
De ahí que la legisladora impulsa un punto de acuerdo para exhortar a las autoridades educativas que realicen acciones programáticas específicas encaminadas a la atención y solución de la problemática de violencia verbal, física, psicológica y social entre los alumnos de educación básica.
Arévalo Sosa precisó que la violencia es una conducta aprendida, es el uso de formas coercitivas o indebidas de poder para dañar, presionar o someter la voluntad de las personas en función de los intereses de la persona o instituciones que tienen el poder.
“Las desigualdades de poder abren el espacio para el ejercicio de la violencia. Es desde la familia, y en un contexto más amplio de inequidad social, que las y los jóvenes aprenden a relacionarse reproduciendo las desigualdades”, añadió.
Explicó que algunos efectos de este ejercicio de violencia son bajo rendimiento, fobia de ir al colegio, ausentismo, tristeza o depresión y pérdida de autoestima.
“La víctima difícilmente podrá salir de la situación por sus propios medios. Si estas conductas son desatendidas, y existen factores agravantes, el hostigamiento puede derivar en cuadros de neurosis, reacciones muy violentas o hasta en el suicidio”, concluyó la diputada.
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