La Comisión de Cultura aprobó punto de acuerdo para exhortar a las diversas dependencias municipales, estatales y federales a coordinar programas de prevención y reorientación para reencauzar el grafiti, con el propósito de incitar a los jóvenes al respeto y la prevención de prácticas vandálicas.
Lo anterior al considerar que a pesar de que los diferentes niveles de gobierno han emprendido acciones para la erradicación de este fenómeno y con eso mantener limpias las calles, no se resuelve el problema de fondo.
Sugiere que dentro de los programas y acciones para resolver este problema haya participación del sector educativo, al resaltar que el 70 por ciento de los grafiteros detenidos se encuentran en el rango de 14 a 17 años de edad.
“En la mayor parte de los casos se trata de jóvenes que sólo requieren un poco de orientación y cuidado; muchos de ellos estudian la secundaria, pero hay otra fracción que se ubica en el sector vandálico que sólo busca hacer daño y son a ellos a quienes hay que detener a través de los cuerpos policiacos”.
Destaca que el problema se agrava cuando las manifestaciones de grafiti se realizan en bienes que hayan sido declarados como acervo cultural, ya sean públicos o privados.
Señala que a pesar de que en la actualidad la cultura y la elaboración del grafiti se ha estilizado y perfeccionado al llegar al grado de ser considerado un estilo de arte, existe el que deteriora la propiedad y promueve el delito.
Menciona que esto se ha convertido en un problema social, ya que además del deterioro del entorno representa un desembolso para los dueños de inmuebles y negocios afectados por la reparación del daño.
Explica que en México la mayoría de los grafiteros provienen de barrios marginales, aunque también hay de clase media, a los que se les denomina Crew, que se dedican a dejar pintas por la ciudad acompañados de una rúbrica conocida como Tag.
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