La Presidenta de la Comisión Especial de Lucha contra la Trata de Personas, diputada Rosi Orozco, del grupo parlamentario del PAN, dijo que debe haber una clara diferencia entre lo que es la trata de personas y la prostitución.

La trata, explicó, abarca, además de la explotación sexual, la laboral, la extracción de órganos, la mendicidad, las prácticas de esclavitud; secuestro, privación de la libertad y los matrimonios forzados; “es totalmente diferente a la prostitución”.

“Las personas que contratan los servicios que están bajo la trata, así como los tratantes y las personas que los promueven deben ser sancionados”, enfatizó en entrevista.

Expresó, en su carácter de presidenta de la Comisión, que no está en contra de los derechos de las personas que por su propia decisión están en el sexoservicio, pero “deben contar con acceso a la salud, además de tener un trato digno por el hecho de ser seres humanos”.

“Si ellos o ellas han decidido por su voluntad dedicarse al sexoservicio es válido y es respetable; sus derechos deben ser totalmente garantizados”, enfatizó.

Señaló que es necesario que las autoridades realicen programas y proyectos que brinden alternativas de trabajo a las personas que se dedican al sexoservicio.

Se les debe brindar capacitación en diferentes ámbitos, como podría ser la computación, y se les otorguen otras oportunidades laborales para así sacarlos de la vía pública.

Sin embargo, advirtió que debe tenerse mucho cuidado en cuanto a la diferenciación de las personas que lo ejercen por voluntad y quienes son víctimas de trata.

Comentó un caso localizado en el callejón de Manzanares en la Ciudad de México, en donde una niña de 13 años, “cuyas manitas están lastimadas porque la tuvieron amarrada, una niña que difícilmente habla siquiera el español y que con los traductores ha estado haciendo la reconstrucción de todo el sufrimiento que tuvo al haber estado amarrada y siendo vendida”.

En el callejón de Manzanares, ubicado en el barrio de la Merced, desfilaban mujeres dedicadas al sexoservicio en una especie de pasarela, muchas de las cuales habían llegado de provincia a través de engaños u orilladas por la pobreza.

Mencionó que es poco veraz que abogados y organizaciones de sexoservidoras estén respaldando actos como el que por 40 años se realizaba en este espacio.

“Me ha tocado platicar con muchas de las víctimas que fueron obligadas a caminar en tacones de 16 centímetros, en lluvia, en viento, en frío, en calor extremo durante horas para ser expuestas como mercancías”, dijo.

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