• Junto con el embajador plantaron uno de cinco cerezos en San Lázaro

El presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Emilio Chuayffet Chemor, y el embajador de Japón en México, Shuichiro Megata, plantaron, en el jardín de la Puerta Uno del Recinto Legislativo de San Lázaro, uno de los cinco cerezos donados por esa representación diplomática, como símbolo de amistad.

Tras agradecer el gesto cordial, el diputado Chuayffet Chemor resaltó la importancia de las relaciones entre México y Japón, no sólo en el aspecto político y económico, sino cultural.

Indicó que estos dos pueblos cuentan con una vasta antigüedad que da testimonio de un desarrollo cultural singular.

“Qué bueno, señor embajador, que hoy nos regale parte de lo que es tierra y cultura de Japón. Los cerezos no sólo son botánica, sino que implican un cuidado especial, que es inteligencia aplicada a la naturaleza”, dijo.

Expresó que cuando los legisladores pasen por donde fueron sembrados los cerezos, al contemplarlos podrán estar orgullosos de lo que es legítimamente nuestro, al igual de lo que, siendo japonés, por esta sesión tan generosa, “ya también es nuestro”.

El diputado presidente abundó que esto nos permite reflexionar en la frase socrática que hace dos mil 400 años anunció en Grecia lo que hoy la globalización pregona en todas partes: “el hombre es ciudadano del mundo”.
En la ceremonia protocolaria, Chuayffet Chemor manifestó que “una de mis mejores sorpresas del día de hoy es ver a Nobuyuki Azuma, el mejor botánico de México, que fue mi jefe de parques y jardines hace 31 años, cuando fui delegado en Benito Juárez, y quien después hiciera en mi tierra, Toluca, el jardín botánico que es objeto de una enorme satisfacción y orgullo para los mexiquenses”.

Por su parte, el embajador Shuichiro Megata recordó que en septiembre de 2010, en el marco de los festejos de la Independencia de México, el presidente de la Cámara de Representantes de Japón, Takahiro Yokomichi, sembró de igual manera un cerezo en este recinto de San Lázaro.

Añadió que el cerezo es uno de los árboles más representativos de Japón y es muy querido porque cada año da aviso de la llegada de la primavera a ese país.

“Hoy en día podríamos considerar a los cerezos como una imagen simbólica de la cultura japonesa, de convivencia con la naturaleza y la paz. Del mismo modo, espero que los que plantamos se conviertan en símbolo de la amistad entre Japón y México. Deseo que estos árboles llenen de paz y armonía a todos ustedes”, concluyó.

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