29-11-2012.- El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados reveló que de enero 2007 a octubre de 2012, el precio promedio de alimentos básicos como el maíz, frijol y arroz creció más del 60 por ciento; en tanto, el costo nominal promedio de la alubia y lenteja chica se incrementó 110.58 y 112.31 por ciento, respectivamente.

Esta tendencia alcista contrastó con el comportamiento del Salario Promedio Mínimo General vigente, que aumentó sólo 23.77 por ciento, en términos nominales durante el mismo periodo.

En su “Análisis mensual de productos básicos. Noviembre de 2012”, el CEFP advirtió que los elevados costos podrían continuar en los meses siguientes, ocasionando que las familias moderen su consumo o decidan sustituir algunos alimentos por otros más económicos.

“Los precios de tortilla, arroz, maíz, frijol, trigo y huevo podrían mantenerse altos por la inestabilidad de los mercados y la vulnerabilidad del sector agropecuario ante los fenómenos climatológicos, por lo que continúa latente la posibilidad de un mayor deterioro del poder adquisitivo de la mayoría de los trabajadores”, subrayó.

Ante ese panorama, el CEFP resaltó que los principales retos que enfrentará la agricultura en el corto plazo se asocian a la desaceleración del crecimiento mundial, a las condiciones climáticas extremas y a la volatilidad en los precios internacionales.

Por ello, agregó, se requiere impulsar programas de rotación de cultivos de bajo rendimiento por aquellos con mayor rentabilidad, como maíz, trigo, sorgo y garbanzo, lo que permitiría reducir el proceso de erosión y aprovechar las ventajas comparativas de la agricultura mexicana.

En el documento, el CEFP detalló que para 2013 se prevé que los efectos del clima y la demanda internacional de productos agrícolas adquieran mayor importancia debido a un aumento de la volatilidad de los precios.

De igual modo, pronosticó que los precios de productos agrícolas serán altos en el largo plazo, ya que el ritmo de crecimiento de la demanda es mayor al de la oferta y por la mayor variabilidad climática.

Las perspectivas de inversión en el sector agrícola, puntualizó, no son favorables por el impacto que puede ejercer el estancamiento de sus principales mercados y a la disminución del ingreso por un deterioro en los términos de intercambio, lo que podría generar un crecimiento más lento de la inversión.

Especificó que aunque los altos precios internacionales siguen siendo un incentivo para la expansión de los cultivos, representan un reto para los países de clima tropical, pues son los que muestran una creciente dependencia de las importaciones de esos productos básicos.

Enfatizó que se debe fortalecer el mercado interno y el comercio intrarregional frente a la desaceleración de la economía mundial, toda vez que la agricultura latinoamericana se encuentra inmersa en un escenario de estancamiento provocado por la fragilidad de los mercados europeo y estadounidense, lo que explica la tendencia a la baja en las exportaciones de algunos productos básicos.

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