• Es en el agro donde existe mayor pobreza, rezago y menores oportunidades

• Compromiso para hacer del campo una actividad productiva, generadora de ingresos

28-11-2013.- El nuevo espíritu agrario en México exige vigorizar con lealtad el Plan de Ayala, afirmó la diputada Maricela Velázquez Sánchez, vicepresidenta de la Cámara de Diputados.

“En sustitución de las armas debe usarse la fuerza de las ideas para trazar un rumbo más cierto y justo que permita superar la pobreza y el hambre, y convertir al campo como palanca de desarrollo”, aseveró.

Al fijar la postura del grupo parlamentario del PRI en el 102 aniversario de la promulgación del Plan de Ayala, la legisladora aseguró que su ideal está más vigente que nunca para diseñar políticas públicas que alienten el desarrollo del campo y de la nación; garanticen una justa distribución de la riqueza, y permitan alcanzar la soberanía alimentaria, lo cual obliga a “retomar los valores fundamentales que han unificado”.

Desde la tribuna del Palacio Legislativo de San Lázaro, Velázquez Sánchez destacó que “para superar el rezago se requiere voluntad de largo aliento, pero también de políticas públicas verdaderamente eficientes, que conviertan la actividad agropecuaria en motor del desarrollo y una garantía para la mejora de los ingresos y la calidad de vida de las familias campesinas”.

Se requieren adecuar los postulados del Plan de Ayala para responder a las nuevas circunstancias del mundo globalizado, en donde por encima de cualquier interés se tiene que privilegiar a las y los mexicanos que viven en el campo. Emiliano Zapata sigue vigente al ser uno de los representantes de la lucha social y agraria de México, indicó.

Destacó que para nadie es desconocido que es en el agro donde existe mayor pobreza, mayor rezago y menores oportunidades, por lo que “estamos llamados a reactivar al campo mexicano y a fortalecerlo. Debemos luchar por alcanzar la soberanía alimentaria”.

La vicepresidenta de la Cámara de Diputados aseguró que la Confederación Nacional Campesina (CNC) y el grupo parlamentario del PRI están empeñados en superar los retos y el rezago existente, hasta convertir al campo en una actividad productiva rentable y generadora de ingresos para las familias, que sea palanca del desarrollo nacional.

El nuevo espíritu agrario urge a invertir en nuevas tecnologías, eficientar los esquemas de comercialización, fortalecer un esquema de garantías para la producción, ofrecer financiamiento adecuado y, sobre todo, tener lealtad con los productores nacionales.

Requiere de un conjunto de medidas políticas, económicas, sociales y legislativas, que tengan como propósito reestructurar la tierra y la actividad agrícola para aumentar la productividad y alcanzar mejores niveles de competitividad.

Lograrlo, apuntó, implica propiciar una mayor participación social en la toma de decisiones, significa comprometerse con una adecuada rendición de cuentas e impulsar el honesto y transparente ejercicio de las acciones públicas.

“Estamos en la obligación de luchar con el mismo vigor en contra de los que impiden el crecimiento como nación”, afirmó.

Un México desarrollado, progresista y de oportunidades para las y los mexicanos, sólo puede partir de la base de la sociedad, porque gobernar sin ella no es gobernar, por lo que llamó a guardar lealtad a la ideología revolucionaria que significa revigorizar el espíritu del Plan de Ayala.

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