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Nota N°. 1564 NECESARIA, LA LEY DE ENERGÍAS RENOVABLES PARA CUMPLIR CON EL PROTOCOLO DE KYOTO

Con el fin de celebrar la entrada en vigor, el día de hoy, del Protocolo de Kyoto, tratado internacional firmado por 141 países y del cual México es parte, la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados organizó mesas de análisis sobre su importancia, en donde se destacó que para cumplir con lo establecido en el documento se debe impulsar una Ley de Energías Renovables.

El Protocolo define un tope a las emisiones de gases de invernadero de cada país, entre los que se encuentran el dióxido de carbono, proveniente de la quema de combustibles fósiles, factor principal en el cambio climático; el metano, emitido por los cultivos y los rellenos sanitarios, así como el óxido nitroso que despiden los vehículos, además de ser un complemento de la Convención sobre el Cambio Climático negociada en la cumbre de la Tierra en 1992.

El Subsecretario de Planeación y Política Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), Fernando Tudela, resaltó que México tiene “un desafío en racionalidad. Necesitamos ir reduciendo la intensidad energética, de carbono de energía, impulsar la introducción de combustibles limpios, empujar energías renovables. Sé que se está negociando una Ley de Energías Renovables, por ahí va el camino”.

Para disminuir los gases que producen el efecto invernadero, “por el momento no es posible pensar en una revolución de hidrógeno, por ejemplo. En cambio, debemos lograr introducir vehículos más austeros, dar incentivos para que éstos se compren, así como impulsar el uso de gas natural”.

El funcionario adelantó que en este año se dará a conocer la Tercera Comunicación Nacional, análisis en el que se reconstruyen condiciones climatológicas para saber qué emisiones de gases están relacionadas con qué fenómeno. Por lo que primero tendrán que conocerse estos resultados para, posteriormente, fijar las acciones que se realizarán para reducir dichas emisiones.

Reconoció como grave que Estados Unidos no haya querido participar en el tratado, pues es el emisor de gases de invernadero más grande del mundo, al lanzar el 36 por ciento de éstos a la atmósfera. Australia, Lichtenstein y Mónaco fueron otros de los países que se negaron a la firma, los cuales tienen una emisión de 2.1 y .001 por ciento, cada uno.

En el caso de México, Fernando Tudela aseguró que “tiene el 2 por ciento de emisiones. Lo que hagamos aquí nos va a dar autoridad moral para exigir que el 98 por ciento restante haga su parte”.

Para Cecilia Conde, catedrática de la UNAM e integrante del Centro de Ciencias de la Atmósfera, quien también participó en las mesas de análisis organizadas en el Palacio Legislativo de San Lázaro, el efecto invernadero en ciertos porcentajes es benéfico para el planeta, aunque de acumular más gases la temperatura global se incrementaría ocasionando peligrosos cambios climatológicos.

Dichas modificaciones pueden verse reflejadas en lluvias torrenciales, aumento del nivel del mar, calentamiento de los polos y que el fenómeno conocido como “El niño” tenga más duración y “pegue” más fuerte. Advirtió: “después de dos grados centígrados en la temperatura se comenzarán a dar cambios irreversibles”.

Adelantó que aún cuando se comiencen a tomar medidas para revertir los efectos dañinos en el ambiente, los resultados se podrían ver incluso siglos después.

La diputada Blanca Gámez, organizadora del evento, reconoció que “la entrada en vigor del Protocolo es un paso crucial en la lucha contra el cambio climático. Ahora los países industrializados tienen la obligación legal de reducir sus emisiones y reportarlas a la opinión pública global. De su cumplimiento, la comunidad internacional estará atenta para verificarlo y encontrar los mecanismos idóneos para asegurarlo”.

Para México, dijo, este hecho resulta de la mayor importancia. Fuimos el primer país latinoamericano en adherirnos al protocolo y seremos actores protagónicos en la lucha por su cumplimiento. Parte de este proceso supone informar a la opinión pública y a todos los actores políticos, económicos y sociales de nuestro país de la relevancia que tiene su implementación.

Sin exagerar, concluyó la legisladora panista, el Protocolo de Kyoto representa un plan para evitar, o al menos mitigar, la frecuencia e intensidad de los fenómenos naturales y dotar a la comunidad internacional de un instrumento de carácter multilateral para combatir la contaminación atmosférica y sus perniciosos efectos, como la muerte de 160 millones de personas al año por causas asociadas al cambio climático, tal como la Organización Mundial de la Salud ha calculado.

EF/GG/SR

 
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