En las elecciones presidenciales del 2006 se pondrá en juego, más que la integración de un nuevo gobierno, la transición a la democracia con una verdadera y útil reforma del Estado, afirmó Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano al participar en un foro que organiza la Cámara de Diputados y la UNAM.

La reforma del Estado que propone Cárdenas deberá articular de manera eficaz el funcionamiento de las instituciones políticas, garantizar el crecimiento económico y asegurar el desarrollo social.

“Pensar hoy en la reforma del Estado es entender la existencia de dos grandes hechos y resultados: que el país y su organización política están en crisis y que es necesario asumir la potestad soberana que poseen los pueblos para definir con plena libertad la forma de gobierno que convenga a su interés”, indicó.

Los esfuerzos para impulsar procesos de modernización en todos los ámbitos del desarrollo nacional han sido insuficientes, dijo Cárdenas en el foro “El Binomio Derecho y Política, Frente al Desafío del 2006”.

Señaló que “la pérdida de rumbo y la falta de coherencia en la instrumentación de las reformas económica y política han sido determinantes para la interrupción y politización de los procesos de cambio económico”.

“La alternancia ha sido incapaz de establecer una sana y útil relación entre el gobierno y los partidos políticos, a grado tal que los últimos años se han vivido en medio de una parálisis institucional permanente”, indicó.

Dijo que parecería que tal como se desmontó el modelo estatista, también se agotó el modelo presidencial. “En efecto, se agotó el sistema en el que una sola persona concentraba las principales decisiones y se implantó otro, en el que de manera fáctica nadie se hace responsable de nada”.

Indicó que esa situación lleva a plantear la necesidad de una gran reforma nacional, que comprenda una renovación de valores e instituciones e incida en los ámbitos de la sociedad, la política, la economía y la cultura.

Posteriormente presentó una serie de propuestas para impulsar la profundización democrática y el desarrollo equilibrado del país, como un federalismo real y auténtico; la vigencia plena del Estado de Derecho y un gasto social que coadyuve al trinomio nutrición-salud-educación.

También se pronunció por incrementar la competitividad y la calidad de vida de las mayorías; facilitar el mejoramiento y regularización de la vivienda de la población y revisar el capítulo agropecuario de los tratados comerciales suscritos por México.

La despetrolización de los ingresos públicos, la ampliación de la base de causantes, la formalización de la economía informal, la revisión del marco regulatorio de la banca, así como del sistema de pensiones y de los alcances del Instituto para la Protección del Ahorro Bancario (IPAB), figuraron entre sus propuestas.

También dijo que “la viabilidad y pertinencia de los proyectos de nación que formulen los partidos en el curso del próximo ejercicio electoral, serán determinantes para el triunfo de una plataforma en particular”.

Señaló que la capacidad de representación de los intereses y de las aspiraciones de la sociedad son elementos indispensables en la construcción de la legitimidad democrática.

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