Palacio Legislativo de San Lázaro, 17 de abril de 2006. (Notilegis). Por su importancia en la educación superior, a través del impulso de la investigación y la tecnología en México, el próximo 20 de abril serán inscritas en letras de oro las siglas del Instituto Politécnico Nacional (IPN) en el Muro de Honor del Salón de Plenos de la Cámara de Diputados.

La iniciativa con proyecto de decreto, presentada ante el Pleno el 3 de noviembre de 2003 por el diputado Fernando Espino Arévalo (PVEM) y turnada a la Comisión de Reglamentos y Prácticas Parlamentarias, señala que la creación del IPN, en la década de los treinta, es resultado del esfuerzo de la sociedad mexicana por garantizar el acceso a la educación superior a las clases sociales de escasos recursos de todo el país.

En 1936, durante la administración del presidente Lázaro Cárdenas y con apoyo del ingeniero Juan Carlos de Dios Bátiz, se crea el IPN como producto de diversas circunstancias históricas, entre ellas la evolución del concepto de educación superior elitista y la creación de la universidad abierta en Europa, así como el proceso de industrialización que se gestaba en México, el cual demandaba recursos humanos técnicamente preparados frente a la necesidad de que todas las clases sociales tuvieran acceso a la educación, sobre todo las marginadas.

Con el lema “La Técnica al Servicio de la Patria”, el IPN se ha desempeñado como una insignia en la creación de instituciones similares. Su modelo educativo permitió agrupar diversas escuelas de enseñanza técnica como la Especial de Comercio, la Nacional de Artes y Oficios, la Práctica de Ingenieros Mecánicos Electricistas, la de Medicina Homeopática y el Instituto de Comercio, que dieron lugar a las escuelas superiores de Ingeniería Mecánica y Eléctrica; de Comercio y Administración; Ciencias Biológicas; Ingeniería y Arquitectura, así como a la de Medicina Homeopática, entre otras.

Sin embargo, el compromiso del Instituto Politécnico Nacional no se restringe a la formación de técnicos y profesionistas, sino que va más allá al abordar, a través de disciplinas como la física, química, biología y bioquímica, la innovación y generación de aportaciones científicas y tecnológicas propias, además de contribuir a la investigación científica mediante modelos interdisciplinarios. Todo ello, en vinculación directa con los sectores productivo y social.

Cabe señalar que toda la investigación científica del IPN se realiza en el 75 por ciento de sus instalaciones, lo que supera en 200 por ciento la recomendación de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), que es de 25 por ciento.

En ese contexto del desarrollo científico, destaca la participación de politécnicos en la construcción de la industria petrolera, de la Comisión Federal de Electricidad, el desarrollo carretero y la construcción de presas en nuestro país.
A setenta años de su creación, el Instituto Politécnico Nacional atiende a más de 175 mil estudiantes en sus aulas y casi 50 mil en la modalidad de educación a distancia; cuenta con 67 unidades académicas en 16 estados, nueve centros de educación continua y 18 de investigación.
Imparte 26 carreras a nivel medio superior, acreditadas como de alta calidad, de un total de 54, mientras que a nivel superior tiene 33 programas certificados de un total de 59. Asimismo, anualmente, impulsa 550 proyectos de excelencia en diversas áreas del conocimiento.
Por su desempeño institucional, de maestros, investigadores y estudiantes, el pasado 30 de marzo el Pleno de la Cámara de Diputados, por unanimidad, hizo suya la iniciativa y consideró que es momento de reconocer la labor del IPN y así, reafirmar el compromiso del Poder Legislativo con la población de garantizar el derecho a recibir educación pública, laica y gratuita, como lo consagra nuestra Constitución.

Susana Hernández Hernández/Agencia de Noticias Legislativas