Palacio Legislativo de San Lázaro 26 abril 2006.- (Notilegis). El Pleno de la Cámara de Diputados aprobó por mayoría de 240 votos a favor, 81 en contra y 12 abstenciones; la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro, con la que se establece el precio único al libro y se busca estimular la lectura a nivel federal.
Para garantizar un acceso equitativo al libro e incentivar la creación de librerías que compitan en surtido y servicio, se propone incorporar a la legislación un precio único, para garantizar que los libros tengan el mismo precio de venta al público en todo el territorio nacional.
El precio único, fijado libremente por el editor o importador, será respetado por todos los distribuidores y comerciantes, pretende que siempre haya disponibilidad de ejemplares al mismo precio, independientemente del lugar en el que se vendan. No se permitirá elevar exageradamente el valor de los libros con el pretexto de la distancia o los costos de distribución, sino que se integrarán a la tarifa establecida.
La minuta establece que en Europa, al menos diez países cuentan con precio único, permitiendo el desarrollo de industrias nacionales del libro, capaces de atender a la diversidad de intereses del público lector, logrando que el precio del libro tenga un impacto a la baja en el índice de precios al consumidor, a la diversificación de oferta logrando así un estímulo a la creación.
El Proyecto de Ley especifica los ámbitos de competencia de los distintos sectores que intervienen en la cadena del libro, establece las funciones de las instituciones intervinientes y proporciona instrumentos para la coordinación entre los distintos órdenes de gobierno para evitar duplicaciones.
También redefine el Consejo Nacional de Fomento para el Libro y la Lectura, al convertirlo en un espacio de asesoría y concertación entre instancias públicas, sociales y privadas para analizar, evaluar, sugerir y consensar los intereses y necesidades de este sector.
Destacan también en el proyecto, propuestas con relación a la importancia de las lenguas y las literaturas de nuestro país, la atención al desarrollo profesional de los diferentes actores de la cadena del libro y la lectura, y la coordinación de acciones originadas en la participación ciudadana con los esfuerzos públicos.

Subraya una política permanente de impulso a la lectura, en la que destacan acciones como la creación del libro de texto gratuito, la creación de bibliotecas escolares y de aula y su respectiva dotación de acervos, así como el desarrollo de una red nacional de bibliotecas y de salas de lectura.
También considera necesario buscar una mayor eficacia y articulación entre políticas educativas y culturales. Entre ellas, elevar la capacidad de comprensión, asimilación y aprovechamiento de lo que se lee y elevar el índice de lectura de nuestro país, uno de los más bajos del mundo.
El documento recalca el impulso de la ampliación de la red de librerías, ya que a pesar de que se reconoce a la lectura y al libro como asuntos de interés social y nacional prioritarios, esta red en México es una de las más raquíticas del continente, con vastas regiones que carecen totalmente de ellas mientras que por diversas circunstancias cada vez es mayor el número de estos establecimientos que deben de cerrar sus puertas a lo largo y ancho del territorio nacional, mientras el libro pierde cada día en su valoración social.
La reforma aprobada enriquece la actual Ley de Fomento a la Lectura y el Libro que contiene deficiencias que la hacen estar muy a la zaga de legislaciones análogas y presenta seria dificultades para que los sujetos obligados pongan en práctica sus disposiciones y los beneficios lleguen a la población.
AC