Palacio Legislativo de San Lázaro, 30 de mayo de 2006. (Notilegis).-Investigadoras, coincidieron en la necesidad de impulsar el ejercicio y la construcción de una ciudadanía amplia que conlleve a una participación social y política de la mujer para lograr la democracia plena.

Lo anterior, durante el diplomado “Equidad de Género en Políticas Públicas, desde la Perspectiva de los Derechos Humanos de las Mujeres y la Lucha Contra la Violencia”, con el tema Política y Democracia desde el enfoque de Género, desarrollado en la Cámara de Diputados con el apoyo de la Comisión de Equidad y Género.

Julia del Carmen Chávez Carapia, investigadora del Centro de Estudios de la Mujer de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Nacional Autónoma de México resaltó la importancia de los movimientos de género, que han demandado la necesidad de que la mujer se incorpore en los movimientos de participación social y política para ejercer sus derechos dentro de la democracia.

“La base de participación de los movimientos de la ciudadanía está conformada por mujeres. Es necesario reflexionar desde la perspectiva de género sobre la participación social como un eje de la democracia sobre las formas y mecanismos para incidir en una cultura de participación ciudadana”, aseveró.

Señaló que de acuerdo con el precepto constitucional, la democracia se debe entender como un sistema de vida fundado en el mejoramiento económico, social y cultural y consideró que en nuestro país no existe un sistema de vida de carácter democrático porque se sigue discriminando a la mujer en el ámbito familiar, laboral y político-social.

“Es importante que el concepto de democracia se utilice en el discurso, pero es más importante que se convierta en una forma de vida. En las organizaciones se fomentan los derechos de las mujeres como una actividad de la organización, no así en su vida social”, indicó.

Chavéz Carapia afirmó que la democracia se va construyendo como un proceso a través de la experiencia política y social de los grupos, de acuerdo con sus intereses, formas de organización y relaciones de poder, por ello, señaló la necesidad de correlacionar dos situaciones comunes, el espacio de lo público, conformado por la ciudadanía, democracia y participación y la situación de las mujeres, en el espacio de lo privado.

Margarita Dalton, investigadora del Centro de Estudios e Investigaciones Superiores en Antropología Social, reconoció que las políticas públicas del gobierno son una práctica democrática, sin embargo, añadió, aún existen desafíos.

Dijo que una de las debilidades de los programas sociales es que la mujer no está considerada dentro de la población económicamente activa y se pronunció por reconocer su integración en la producción, para coadyuvar en el desarrollo económico del país.

“Las mujeres están ávidas de participar en los programas sociales; se debe reconocer su integración en la producción, porque existe una economía fantasma”, subrayó.

Agregó que la burocracia obstaculiza la evaluación de los programas y que éstos no tienen continuidad debido al cambio de administración, además, el periodo que establecen para llevarlos a cabo es muy corto.

Margarita Dalton se pronunció por hacer un análisis sobre cualquier política pública para conocer cómo afecta o beneficia la vida de las mujeres en comparación con la de los hombres, así como un presupuesto con perspectiva de género que permita saber la distribución de los recursos asignados a las mujeres.

BL