Palacio Legislativo, 27-III-2007 (Notilegis).- “¡Muy agradecido! ¡Muy agradecido! ¡Muy agradecido!”, exclamaría una vez más don Pedro Vargas a los diputados que aprobaron, por unanimidad, un punto de acuerdo para que sus restos mortales descansen en la Rotonda de las Personas Ilustres, en el Panteón Civil de Dolores, petición que es analizada por la Secretaría de Gobernación y el Consejo Consultivo de la Rotonda.

¿Pero de qué méritos goza un personaje de la talla de Pedro Vargas para que sus restos descansen eternamente en este sitio? A decir de los diputados Beatriz Pagés Llergo Rebollar (PRI), Alfonso Suárez del Real y Emilio Ulloa Pérez (PRD), “sin lugar a dudas, el maestro Vargas representó, muy dignamente, a nivel internacional, la cultura popular y la música mexicana. Fue el Embajador de la canción”.

Hombre reconocido por el portento de su voz, “nadie puede negar que fue la voz que representaba a América Latina en muchas partes del mundo. Cantó para casi todos los presidentes de América al igual que para importantes personalidades de la política. Interpretó música vernácula, culta, y creo que son suficientes los merecimientos para que sus restos estén en la Rotonda”, consideró el diputado Alfonso Suárez del Real.

Personaje no sólo de la música, sino de una larga trayectoria en el ámbito cinematográfico, participó en 40 películas. Entre la más recordada destaca: Los chiflados del rock and roll, de 1957, donde alternó con figuras de la talla de Agustín Lara y Luis Aguilar.

“Hay una faceta que la gente muchas veces olvida: era un excelente actor, con un sentido del humor muy particular. Dentro de esa seriedad que le caracterizaba, a cada una de sus actuaciones le daba un toque tan peculiar, que hacía reír a la gente con sus intervenciones siempre oportunas, siempre congruentes en lenguaje corporal y el suyo propio”, recordó Alfonso Suárez del Real.

A juicio de legislador perredista, secretario de la Comisión de Cultura, “cualquier hombre o mujer que haya aportado parte de su vida a la divulgación de nuestra cultura, a la lucha por los ideales democráticos, de equidad de justicia, a la protección por los niños o ancianos, merece estar en la Rotonda de las Personas Ilustres”.

Pedro Vargas Mata nació en San Miguel Allende, Guanajuato, el 29 de abril de 1906. Fue el segundo de 12 hermanos. Su madre lo envió a la iglesia desde los siete años para que fuera monaguillo y formara parte del coro. Inmediatamente el maestro de la capilla reconoció que había una voz nueva y extraordinaria y fue él quien le dio a Pedro las primeras lecciones de canto y le enseñó a tocar el órgano.

Conoció al tenor y compositor Mario Talavera, quien fue su guía y protector: lo recomendó al profesor José Pierson, quien le dio la oportunidad de cantar la ópera "Caballería Rusticana", el 22 de enero de 1929, en el Teatro Esperanza Iris, hoy Teatro de la Ciudad.

El llamado Samurai de la Canción tuvo como parte de su público a jefes de Estado así como al sumo pontífice Juan Pablo II. Actualmente, Pedro Vargas es considerado un ejemplo para las generaciones presentes y futuras por su enorme contribución a las artes y a la cultura del país. El carisma que siempre lo caracterizó lo hizo merecedor de amistades duraderas con personalidades de cada lugar que visitaba; siempre demostró amor al trabajo y a México.

Pedro Vargas falleció el 20 de octubre de 1989 a los 83 años, sus restos se localizan actualmente en su natal San Miguel Allende, Guanajuato.

En caso de que el Consejo Consultivo de la Rotonda de las Personas Ilustres, realice las acciones necesarias para trasladar los restos de don Pedro Vargas a este lugar, estaría acompañando “a su compadre del alma, Agustín Lara”, de quien fue uno de sus máximos intérpretes.

La existencia de la Rotonda obedece a una iniciativa del presidente Sebastián Lerdo de Tejada, quien ordenó su creación en 1872. Ahí se localizan los restos mortuorios de aquellas personas que han realizado importantes contribuciones a lo largo de la historia para el engrandecimiento de México. En particular, los héroes nacionales y y quienes han destacado en sus acciones al servicio de la nación en cualquier ámbito: militar, cívico o cultural.

De aprobarse el traslado de su cuerpo hacia la Rotonda, acompañaría a personajes como: Agustín Lara; David Alfaro Sequeiros; Mariano Azuela; Rosario Castellanos; Heberto Castillo; José Clemente Orozco; Salvador Díaz Mirón; Virginia Fábregas; Dolores del Río; los compositores del Himno Nacional: Francisco González Bocanegra y Jaime Nunó; Sebastián Lerdo de Tejada; Amado Nervo; Diego Rivera; Juventino Rosas o Manuel Gómez Morín, entre otros.

RRA