Palacio Legislativo 16-03-2011 Notilegis.- El acuerdo entre los presidentes de México, Felipe Calderón Hinojosa, y de Estados Unidos, Barack Obama, mediante el cual se autoriza la incursión de aeronaves estadounidenses militares sin tripulación en territorio mexicano debe contar con la aprobación del Senado de la República y evitar “acuerdos en lo oscurito”, consideró el diputado Alfonso Navarrete Prida (PRI), presidente de la Comisión de Derechos Humanos.

En entrevista, enfatizó que si bien el convenio no vulnera la soberanía porque no está ocurriendo una invasión al territorio nacional, esa medida debe contar con el aval del Senado de la República.

Lo cuestionable –insistió- es que aún cuando es un convenio entre México y Estados Unidos, no se solicite la autorización del Senado de la República, como lo mandata la ley porque sería un acuerdo en lo oscurito.

En entrevista, manifestó que no se trata de una intervención, sino de un operativo de lucha bilateral para detectar cuestiones que son consideradas jinetes del apocalipsis como armamento o sembradíos de droga.

"¿Cuáles serían las reglas?, interrogó el legislador, al indicar que “la aeronave deba informar al gobierno norteamericano y también al gobierno mexicano sobre lo detectado”.

Aclaró que los únicos que pueden actuar en territorio nacional son las autoridades mexicanas. Muchas veces llega información de órganos de inteligencia norteamericanos o de otros países sobre aspectos que ocurren en el país, pero la actuación soberanamente corresponde a los mexicanos, insistió.

Cabe mencionar que el diario The New York Times publicó el convenio por el que los gobiernos de los dos países acuerdan que aeronaves norteamericanas no tripuladas sobrevuelen territorio mexicano.

Navarrete Prida recordó que el gobierno norteamericano, en la década de los años 80 tenía tres formas de intervenir en el combate al tráfico de droga; la primera era mediante un mecanismo de certificación: publicaba una lista de países que apoyaban y los que no apoyaban en su lucha antidrogas y había sanciones de carácter económico y político, incluso militares a aquellos países que brindaban su respaldo.

La segunda era la intervención directa en países: “pensemos lo que pasó en Panamá con el general Antonio Noriega o la isla de Granada”.
La tercera modalidad era el Sistema Hemisférico de Información que permitía vuelos de aeronaves norteamericanas para detectar plantíos ilícitos o vuelos de naves no identificadas.

Ahora se retoma esta última fase de la relación bilateral, que se transformó cuando cambió el paradigma acerca de donde ponía el acento el gobierno estadunidense: si en inhibir la oferta de la droga o atacar su consumo. Así se sustituye la intervención por la cooperación internacional.

SA