Leopoldo Mendívil, colaborador: En estos juegos de poder en que se ha convertido el asunto de la reforma energética.

Ahora, el senador y líder de la bancada priísta en el Senado, Manlio Fabio Beltrones, ayer hizo una declaración muy importante, muy profunda, muy delicada, en el sentido de que no hay las condiciones suficientes dentro del mundo legislativo nacional para aprobar completa, como está, la cuestión de la reforma energética en cuanto a la explotación de aguas profundas, en lo que ha basado el Gobierno Federal su propuesta.

Estamos frente a unos juegos de poder que no sabemos qué tan buenos vayan a ser para el Gobierno de la República porque, privatización o no, es un juego de asociaciones válidas con diversas empresas que nos ayuden a sacar el petróleo de las profundidades.

¿Quién gana y quién pierde con todo esto? En primer lugar estaría el Gobierno de la República y quien ganaría creo que sería Andrés Manuel López Obrador porque habría impuesto el miedo a las amenazas que ha proferido en lugar de que el Gobierno de la República asumiera su responsabilidad para defender las cuestiones de derecho que la ciudadanía tiene y pide que se le respete sus normas penales.

Porque ahí está el Código Penal que establece sanciones para esta clase de conductas e incluso en grado de tentativa.

Es cierto que el peligro de seguir perdiendo terreno internacional de nuestro país está latente, en cuanto al desarrollo de la industria petrolera, el aprovechamiento de los energéticos. Todo mundo está formulando las mismas preguntas en torno a esta situación, hay muchas cuestiones aun no aclaradas, nadie aclara adecuadamente lo que es muy peligroso, ya que nos pone en dificultades en el sector.

Por otra parte, no sé si se han fijado en la inmensa obra de El caballito, del escultor Sebastián, que está frente a la Lotería Nacional. Mírenle la nariz y se sorprenderán de verla así como gangrenada, de los pocos que han percibido esa situación muy pocos saben cuál es la razón de esa nariz que se está deshaciendo.

Pues les cuento que la escultura está montada sobre una de las lumbreras del drenaje profundo, que bueno, se construyó para trabajar sólo en tiempos lluviosos dejando el agua limpia de la ciudad.

Pero, cuando el Gran Canal del desagüe comenzó a devolver las aguas al centro capitalino, cuando el hundimiento de la ciudad cambio su pendiente, todas las aguas negras llegaron ahí, al drenaje profundo, y desde entonces ese es su camino.

Sólo que cuando llegó Cuauhtémoc Cárdenas no le dio el mantenimiento, y menos lo hizo AMLO, lo que provocó el mal estado del drenaje y lo que pasa en El caballito es una muestra evidente de lo que transporta el drenaje profundo.

Lo bueno es que las cosas están cambiando, Marcelo Ebrard conoce la ciudad como ningún otro de sus antecesores, por ello admitió que con dinero del Gobierno capitalino se canalizarán recursos para construir las plantas de bombeo que desalojarán las aguas del drenaje profundo para realizar mantenimiento y restauración de sus paredes.

Así que en la próxima temporada de lluvias no se sentirá más el peligro de una megainundación, la ciudad se ha salvado, aparentemente, de la mayor calamidad de su historia y eso merece más que un aplauso. Duración 9´47´´, ys/m.