María Elena Pérez Jaen: La semana pasada se dio a conocer el informe del resultado de la revisión de la cuenta pública de 2006, que la Auditoria Superior de la Federación entregó a la Cámara de Diputados, nuevamente los resultados son escandalosos, entre los protagonistas de este escándalo están los diputados.

Ninguno de los tres poderes estaba de observaciones, pero llama la atención las observaciones hechas a la Cámara de Diputados, porque destaca que el 15.5 por ciento de los recursos asignados a esta se destinaron al concepto de aportaciones, lo que equivale a más de mil millones de pesos, las cuales se asignaron los grupos parlamentarios, sin embargo la Auditoria Superior no tuvo acceso a la revisión de la decumentación comprobatoria de gastos, debido a que la normatividad autorizada por la junta de coordinación política es el órgano de gobierno de la Cámara de Diputados, que se integra por los coordinadores de los grupos parlamentarios, establece que para la comprobación de estos recursos bastará con el comprobante del depósito de la transferencia electrónica y será la contraloría interna de la propia Cámara quien revisará el ejercicio de cada grupo parlamentario y se responsabilizará de la protección y reserva de la información respectiva, lo que constituyó, a decir del auditó una limitante para el proceso de fiscalización de esos recursos.

Acuerdos de esta naturaleza demuestran que los diputados federales de todos los partidos no están dispuestos a transparentar el uso y destino de los recursos de sus grupos parlamentarios, ¿quién supervisa a los legisladores? ¿quiénes revisan las cuentas? ¿Quiénes exigen transparencia? a ellos se les aplica la maxima: hagase la transparencia obligatoria, pero en los bueyes de mi compadre. Duración 2’9”/nbsg/m