Manuel López San Martín: Para nadie es un secreto que la brecha entre ciudadanía y clase política crece a pasos agigantados. La sociedad no se siente representada ni tomada en cuenta por los partidos políticos que se ostentan como representantes populares.

Encasillada en una lucha desmedida por el poder, la clase política parece haber olvidado que las posiciones que ostentan son de servicio público. La política en nuestro país está secuestrada por unos cuantos.

Ante tal panorama, quizá parece exagerado decirlo, pero en cierto modo nuestra democracia está en peligro. Como país corremos el riesgo de quedarnos estancados en plena transición democrática, todas las encuestas recientemente publicadas coinciden en señalar un notable descenso en la confianza que los mexicanos tienen por las instituciones encargadas de defender la democracia, desde el IFE hasta los legisladores, pasando por los partidos políticos.

Pero los datos más alarmantes los aportó la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas, realizada ni más ni menos que por la Segob.

Algunos ejemplos: El 66 por ciento de la población piensa que en México las elecciones no son limpias, sólo uno de cada diez ciudadanos cree que los diputados y senadores toman en cuenta los intereses de la población al momento de legislar, y quizá el dato más ilustrativo de la medición, únicamente el 4 por ciento de los mexicanos confían en los partidos políticos.

Pero ante las amenazas de abstencionismo y anulación del voto que crece día a día en el sector ciudadano, los partidos políticos hacen mutis, nos ofrecen lo mismo nuevamente: candidatos que transitan de un partido a otro porque no lograron la nominación de origen; personajes que migran de un partido a otro porque el lugar que se les ofrece en las listas es más ventajoso; partidos que en lugar de confrontar alternativas, confrontan influencias y corruptelas; militantes de un partido que hacen campaña abierta o soterradas por candidatos por otros partidos. Más de lo mismo, más de lo que la ciudadanía ya está harta. Duración 2´11´´, ys/m.