Emilio Zebadúa: Se ha extendido una semana más el empate que se dio en las elecciones internas del PRD para elegir a su próximo presidente.

La verdad es que la lectura que tenemos que hacer y subrayar es que se trató de un empate. Este empate, sin embargo, no solamente significa la derrota en este grupo de los chuchos y también una derrota de Andrés Manuel López Obrador en su esfuerzo por demostrar, no sólo la hegemonía dentro del PRD, sino también en al fuerza popular que pudiera trascender al PRD, al grado de hacerlo a él el principal líder de oposición con una fuerza suficiente para contener o incluso revertir acciones del gobierno.

Este empate significó pues una derrota de estas dos fuerzas, como también significó una derrota de quienes, desde afuera del PRD, intentaban, a través de la candidatura de Jesús Ortega, darle un golpe definitivo a las pretensiones permanentes del liderazgo de Andrés Manuel López Obrador.

El único que quizá no perdió con este empate es Marcelo Ebrard Casaubon que, como aliado de Andrés Manuel López Obrador cumplió; las elecciones en el Distrito Federal demostraron la creciente consolidación de la fuerza del jefe de Gobierno dentro del PRD, los chuchos perdieron hasta en sus propios bastiones, como Iztapalapa, y con esto Ebrard cumplió con Andrés Manuel López Obrador, pero al mismo tiempo la imposibilidad de López Obrador de ganar a nivel nacional con su candidato Encinas le da a Ebrard el argumento de que el liderazgo de López Obrador, aún quedándose Encinas como presidente del partido, tiene un límite. Ese límite no había sido medido, hasta ahorita ya lo fue con el empate que se dio en las elecciones internas del PRD. Duración 2´02´´, ys/m.