Alejandro Ramos, colaborador: Ya se cumplieron tres semanas de la elección para elegir nuevo presidente del PRD y todavía no hay ganador, lo único claro es que dicha elección resultó un cochinero, como todo mundo la califica, y ahora se ha establecido un nuevo plazo para determinar quién es el triunfador.
Los principales candidatos, Alejandro Encinas y Jesús Ortega, se siguen proclamando ganadores y de paso descalificando a sus adversarios internos, a quienes acusan de todo tipo de trapacerías. El tiempo pasa y en caso de que las cosas continúen como hasta ahora el 11 de abril próximo será la fecha fatal en que la elección, al no haber un ganador declarado por la autoridad interna, será anulada y se procederá a nombrar un presidente interino.
Pero aquí se presenta desde ahora otro problema, pero los perredistas tampoco se ponen de acuerdo en quien pudiera ser el presidente interino, ya que de inmediato surge el forcejeo entre las dos grandes tendencias en el llamado partido del sol azteca.
Se trata de las corrientes representadas por Cuauhtémoc Cárdenas, por un lado, y por Andrés Manuel López Obrador, por el otro, de hecho la disputa entre Encinas y Ortega tiene como fondo esta lucha de caudillos, pues de todos es sabido que López Obrador apadrinó a Encinas, mientras Cárdenas simpatiza con la llamada corriente de Los Chuchos, que postuló a Jesús Ortega, por lo tanto si como es probable ni Encinas ni Ortega llegan a la presidencia del PRD dado lo sucio y enredado de la elección, el forcejeo se dará en relación a la definición de un interino, nombres hay varios y comienzan a sonar los del senador zacatecano Ricardo Monreal, también ligado a López Obrador, mientras hay quienes se pronuncian por un perredista histórico como Pablo Gómez.
Independientemente de la solución a la que finalmente se encuentre a esta elección del PRD, lo ocurrido hasta ahora corrobora que este partido de izquierda no sólo está dividido, sino que en su lucha por el poder sus militantes son capaces de sostener los pleitos más encarnizados, y eso no sólo lo decimos nosotros, lo gritan los propios perredistas, por lo que como dice el árbitro de la elección interna, Arturo Núñez, este episodio tendrá un final de película, sin duda así será, pero a como están las cosas sería sin duda una película de horror. Duración 3’06”/nbsg/m