Alejandro Ramos, colaborador: Definitivamente quedó descartado un periodo extraordinario de sesiones en el Congreso de la Unión para la reforma energética. Pese a la presión de funcionarios del Gobierno Federal y de legisladores del PAN que insistían en que dicha reforma fuese discutida una vez concluidos los debates en el Senado, el PRI dijo no, y por lo tanto se diluyó la posibilidad de un periodo extraordinario.

Como el PRD de ante mano está en contra de lo que denomina un albazo legislativo, la posición del PRI, siendo la tercera fuerza del Congreso, se torna una vez más hegemónica y la que marca la pauta en los tiempos legislativos.

De este modo el proyecto de reforma energética enviado por el Ejecutivo será discutido en el periodo ordinario que comienza en septiembre y que tiene una agenda sumamente cargada, porque entre otros temas destaca el relativo al presupuesto del año próximo.

Esta situación hace que la reforma energética comience una carrera contra el tiempo, toda vez que el 40 por ciento del gasto público está directamente relacionado con el rango en que se tiene los precios de petróleo mexicano de exportación y este año el pronóstico fue ampliamente rebasado por el comportamiento internacional de los petroprecios, que alcanzan nivel de récord y que todavía apuntan a seguir subiendo.

Sin embargo este proceso no es indefinido y los legisladores tendrán que tomar esto en cuenta, lo mismo que si dan una estimación correcta sobre la plataforma de exportación, ya que este año quedaron muy sobrados, pues no hubo una buena proyección sobre la caída de la producción de Pemex.

Estos cálculos relativos al precio de la mezcla mexicana del crudo exportación y al volumen de la producción de Pemex son claves para la elaboración del presupuesto de 2009, por lo que la reforma energética debe tener prioridad en el debate administrativo del próximo periodo de sesiones.

Lo malo de esta premura es que difícilmente se podrá llegar a una reforma a fondo como la que requiere Pemex, sino muy probablemente a modificaciones superficiales en aras de cumplir con la premisa de no privatizar y vean disimuladamente a la paraestatal.

Si así sucede será una lástima, pues está claro que Pemex requiere cambios de fondo, tanto en su operación como en la satisfacción de sus necesidades de capital y tecnología, así como de una nueva relación con su sindicato que recibe un trato privilegiado y que consume parte de la renta petrolera, esperamos que los legisladores tengan conciencia y no dejen pasar la oportunidad de hacer una auténtica y necesaria reforma petrolera. Duración 2’59”, nbsg/m