José Antonio Crespo, colaborador: La cuestión del aborto es como todos sabemos un tema muy polarizante; es uno de esos temas en donde las posturas son irreductibles, en donde las posiciones a favor o en contra de la despenalización del aborto responde a cuestiones religiosas, morales, metafísicas, prácticas, sociales, humanitarias de un lado y del otro.

Y que no hay manera de que una parte de la sociedad convenza a la otra de ceder en sus respectivas posturas y por eso este tipo de temas se deben de resolver mediante los procedimientos democráticos y eso es lo que está un poco en juego en la discusión de este tema de la Suprema Corte.

Porque por un lado la Ciudad de México con un Congreso mayoritariamente perredista, es decir, la mayoría de la sociedad respaldó los programas y las posturas del PRD en diversos temas, entre ellos este del aborto y por lo tanto debe considerarse como una expresión democrática de la Ciudad de México.

Evidentemente otros estados que no compartan mayoritariamente este punto de vista no tienen por qué legislar de la misma manera que lo ha hecho la capital; hasta ahí podríamos decir que hay un procedimiento democrático que vale sólo para la Ciudad de México, porque aquí en su mayoría se ha votado por el PRD.

Pero es cierto que incluso las leyes emanadas de los congresos estatales tienen que cumplir con la constitucionalidad y por ahí es por donde se ha venido la demanda que ha llegado a la Suprema Corte.

De lo que hay que estar pendientes y lo que hemos dicho en estos días, es lo que le toca a la Corte, siendo este tema muy complejo como decíamos y que involucran variables de tipo religioso, metafísico, científico y social. A la Corte no le toca especular sobre ninguno de estos temas ni añadir sus propios puntos de vista personales de los diferentes ministros.

Que por momentos hemos visto que si que de pronto el tema es tan intenso que los propios ministros de pronto proyectan sus posturas personales al respecto, pero ellos deben de restringirse simple y sencillamente a ver si el Congreso o Asamblea, en este caso de la Ciudad de México, han cumplido con la Constitución, si tenían derecho a legislar al respecto en primer lugar.

Y segundo, si la ley como tal efectivamente no contraviene a la Constitución por este debate bastante difuso de que la Constitución protege los derechos de los nonatos, de los embriones propiamente.

La Constitución no puede meterse a definir si el alma por ejemplo existe y si existe a partir de cuándo. Estas cosas quedan fuera de un ordenamiento de un Estado laico. Entonces los ministros tienen que restringirse exclusivamente a decirnos si se cumple o no con la constitucionalidad, si la ley respetiva en la capital afecta algún Artículo de la Constitución o no.

Eso es todo lo que deben de decir y todo el resto de la polémica queda en otros sectores. Podemos seguir debatiendo esto en los medios o en foros especializados, pero la Corte solamente nos tiene que decir esta ley producto de una mayoría parlamentaria en la capital viola o no viola la Constitución y por qué.

Yo me imagino, adelantándome a los pronósticos que como todo mundo sale para echar atrás una ley de este tipo o de cualquier otro tipo, una ley en general por razones de constitucionalidad requiere el voto de mayoría calificada de ocho de los 11 ministros.

No creo que se vaya a alcanzar este número, yo auguro que no llegará a los ocho ministros el voto en contra de esta ley y que declaren como inconstitucional la misma. Por lo tanto me parece, pero repito estoy adelantando un pronóstico que si va a ser aprobada esta ley, y en todo caso los gobiernos panistas que más se oponen a este tipo de norma y de regulación podrán no aprobarla.

Por supuesto en los estados donde gobiernan o donde son mayoría o una mayoría relativa o suficiente para impedir la regulación de este tipo de reformas, en los estados en donde gobiernan.

Pero creo que el principio democrático es que dejen a cada entidad decidir por mayoría a través de sus representantes si avanzan en la despenalización del aborto o se mantienen con una ley que restringe esta misma despenalización, ésa es una solución democrática. Duración 6’49”, nbsg/m