Karina Aguilar, conductora: El diario inglés "The Economist" criticó el trabajo del Congreso de la Unión de México. Destacó en un artículo titulado "El Congreso de la siesta" que después de dos semanas de fiestas navideñas la mayoría de los mexicanos regresaron aturdidos a trabajar hace dos semanas, la mayoría de ellos.
Para los 500 diputados 128 senadores del Congreso los días festivos se extienden hasta febrero. Los legisladores de México trabajan solamente 195 días al año, que es la segunda menor cantidad entre los países más grandes de Latinoamérica.
Este diario recuerda que el estancamiento en el palacio de San Lázaro se explica en parte porque la presidencia de Felipe Calderón luce ahora como un petardo; Calderón ha identificado muchos de los cuellos de botella de México pero muchas de sus grandes propuestas no han podido tener éxito en el Congreso.
El año pasado una Ley de Competencia tentativamente actuó contra los monopolios, pero los cambios al rezagado sector energético en 2008 se diluyeron, tanto que fueron irreconocibles.
No hay señales de una ley prometida para mejorar la competencia en las telecomunicaciones: incluso, destaca el diario, cuando hay consenso el mismo Congreso se las ingenia para estar en desacuerdo, y menciona los enfrentamientos entre las bancadas del PRI en el Senado y la Cámara de Diputados.
El Senado ha sido la Cámara menos obstructiva. Los líderes del Senado del PRI son más reformistas que sus contrapartes en la Cámara baja; hay muchos legisladores del PRI tienen deudas políticas con Enrique Peña Nieto.
En las elecciones de julio se podrían definir cambios para la renovación del Congreso si el PRI obtiene mayoría en ambas cámaras y si Enrique Peña Nieto gana la Presidencia de la República; sin embargo, el futuro de México es incierto debido a los retos que podría enfrentar Peña Nieto con su propuesta de abrir la inversión privada en el sector energético.
El candidato reconoce que la industria petrolera necesita inversión privada extranjera que el PRI ha bloqueado, pero muchos presidentes han cedido ante el poderoso sindicato petrolero que dirige Carlos Romero Deschamps.
Peña Nieto se opuso a la reforma laboral después de que los sindicatos se quejaron, se ha hecho amigo del sindicato de maestros, (como lo hizo Calderón), y ha recibido una cobertura amable de Televisa.