• Prevalecen la desigualdad y las tensiones sociales que dieron origen a la lucha de Zapata: PRI

• Continúan carencias, escasez y desigualdad entre campesinos: PAN

• Basta de discursos, se requieren acciones concretas: PVEM

• Siguen los rezagos que causaron aquel movimiento justificado: Convergencia

En el marco del 86 aniversario luctuoso del General Emiliano Zapata, las fracciones parlamentarias del PRI, PAN, PVEM y Convergencia señalaron la necesidad de establecer una nueva política de Estado que dé respuesta a los añejos problemas del campo, ya que continúan las carencias, escasez, desigualdad y las tensiones sociales que dieron origen a la lucha del Caudillo del Sur.

El diputado Teófilo Manuel García Corpus (PRI) dijo que rememorar en este momento la obra y postulados de Emiliano Zapata adquiere un mayor significado y compromiso, pues pese a todo lo realizado a favor de los campesinos, la inmensa mayoría de ellos sigue viviendo en condiciones de pobreza y pobreza extrema.

Añadió que aunque el contexto actual es diferente se agudizan día con día el mismo tipo de tensiones sociales que dieron origen a la lucha de Zapata.

Señaló que la Cámara de Diputados debe estar atenta a los reclamos que hoy expresan las organizaciones campesinas, para establecer una nueva política de Estado que dé respuesta a los añejos y nuevos problemas del agro, así como la creación de un nuevo marco jurídico que contribuya a establecer mejores condiciones de justicia e igualdad en las relaciones sociales y productivas.

Mencionó que diputados de la Comisión de Reforma Agraria han presentado una iniciativa con proyecto de decreto de una nueva Ley Federal Agraria, en la que se reivindica el contenido de la lucha del caudillo del sur; es decir la defensa de la tierra para la producción, la soberanía alimentaria y el acceso a mejores condiciones de vida y de justicia social.
En tanto, el diputado Rodolfo Esquivel Landa (PAN) afirmó que la demanda de la tierra y la libertad enarbolada por Zapata, continúa en muchos sentidos vigentes, ya que los campesinos siguen padeciendo carencias, escasez y desigualdad.

Refirió que incluso aquellos que poseen la tierra no tienen plena libertad para decidir y dotarse de mejores condiciones de vida y aún queda mucho por hacer en beneficio de esa cuarta parte de la población, cuya jornada diaria es fecunda.

“Merece la pena recuperar las palabras del General, cobrar conciencia sobre la vigencia que contienen y refrendar sus principios, sin importar el signo político”, aseveró.

Subrayó que un homenaje justo a Zapata es impulsar leyes, analizar las necesidades de los campesinos, establecer prioridades y atenderlas cuanto antes para devolver a la tierra el potencial y hacer competitiva la producción agropecuaria, así como demostrarles a los trabajadores del campo cuánto se valora el arraigo a la tierra.

Por su parte, la diputada María Ávila Serna (PVEM) subrayó que nuestro país requiere que la política de precios y sistemas de comercialización tengan una mayor integración para que los esfuerzos de los campesinos no se pierdan en el mercado.

Agregó que sólo una reforma agraria integral podría llevar a México hacia la plena justicia social, no sólo de discursos sino de programas y compromiso de acciones concretas.

Ávila Serna señaló que para alcanzar los ideales de Zapata es necesario que el nuevo marco legislativo comprometa la acción del Estado y la unidad de lucha de todos los campesinos con sus organizaciones para alcanzar la justicia y el bienestar de los hombres y mujeres del campo en México.

En su oportunidad, Juan Fernando Perdomo Bueno (PC) aseguró que los ideales Zapatistas siguen vigentes en el campo mexicano, no sólo por el rezago social, sino porque la desigualdad continúa, ya que es en los campesinos donde más se encuentra el analfabetismo, “situación de rezago intelectual que fomenta y favorece todo tipo de explotación y degradación social”.

Añadió que Emiliano Zapata estará presente en tanto no se solucionen dos de los principales problemas que tienen al campo en el abandono social: primero, el analfabetismo y segundo, la desigualdad de las mujeres campesinas, quienes, casi sin excepción, no disfrutan de igualdad de género.

“Tenemos el deber de encontrar la respuesta concreta de justicia social a esos rezagos que dieron motivo al movimiento justificado” sostuvo Perdomo Bueno.