• No corresponde a la situación que se vive actualmente, afirmaron legisladores

Al conocerse que la Presidencia de la República gastó más de 30 millones de pesos, durante 2004, en alimentación familiar, diputados se pronunciaron por elaborar leyes claras que eviten la discrecionalidad de gastos por parte de funcionarios públicos y se caiga en una doble moral, la cual ofende a millones de mexicanos que viven en pobreza extrema.

El legislador Miguel Agustín Alonso Raya (PRD), presidente de la Comisión de Seguridad Pública dijo que es necesario iniciar reformas a la Ley de Presupuesto y Cuenta Pública, con lo que se evitaría que no sólo la Presidencia de la República, sino dependencias gubernamentales realizaran pagos superfluos en telefonía celular, gastos de representación, autos, viajes y otros rubros.

Por su parte, el diputado del PRI Heliodoro Díaz Escárraga (PRI) coincidió con su homólogo perredista Alonso Raya en el sentido de que el Jefe del Ejecutivo sólo utilice el erario público para gastos relacionados con sus funciones y los gastos personales los cubra con el sueldo que tiene asignado.

Alonso Raya dijo que el Presidente Vicente Fox necesita viajar a zonas donde existen sectores en pobreza extrema para que comprenda la realidad que vive México y deje de gastar dinero del erario público que podría destinarse a beneficiar a millones de mexicanos que no cuentan con nada.

Los priistas Heliodoro Díaz y José Eduviges Nava Altamirano recordaron que la reasignación del Presupuesto de Egresos que realizó la Cámara de Diputados se enfocó a evitar este tipo de gastos y aprovechar los recursos en gasto social.

Nava Altamirano consideró que el Jefe del Ejecutivo, al igual que los secretarios de Estado, deberían de pronunciarse por no lastimar a los ciudadanos con los gastos superfluos que realizan y sí pensar en que ese dinero podría generar mejores condiciones de vida para millones de personas.

La diputada del PRD, Lizbeth Rosas Montero calificó como una vergüenza que la Presidencia de la República asuma una doble moral, toda vez que habla de su preocupación por erradicar la pobreza, mientras sus gastos, sólo en alimentos, resultan inmensurables en comparación con lo que puede llevar un obrero a su hogar.