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• Facilitará las actividades de certificación: Cruz López Aguilar

• Se destinan a esta modalidad 400 mil hectáreas con ganancias de 300 millones de dólares: Antonio Mejía Haro

Debido a la falta de sanidad y calidad en la importación de productos agroalimentarios, especialmente los orgánicos, es decir, aquellos que no utilizan ningún tipo de sustancia química en su proceso de elaboración, la Cámara de Diputados aprobó la Ley de Productos Orgánicos, a efecto de revertir esta situación.

El diputado Cruz López Aguilar, presidente de la Comisión de Agricultura y Ganadería, afirmó que actualmente se corre el riesgo de importar productos supuestamente orgánicos, ya que no son revisados a profundidad.

“Los productos que entren y salgan de país tienen que contar con la certificación para que no nos estén dando gato por liebre”, agregó el legislador. En este caso, la Ley de Productos Orgánicos será la encargada de regular las actividades de certificación.

Esta normatividad contempla una sanción de cinco a quince mil veces el salario mínimo para cuando se comercialice o etiqueten materias primas, productos determinados y subproductos como orgánicos sin cumplir con lo establecido y, en caso de reincidencia, se impondrá multa hasta por el doble del límite máximo.

El diputado Antonio Mejía Haro, secretario de la Comisión, indicó que en 1997 el mercado de los productos orgánicos era de sólo 10 mil millones de dólares, pero actualmente ha crecido hasta llegar a los 100 mil millones.

Por otra parte, esta normatividad busca crear subsidios, apoyo y condiciones a los agricultores mexicanos ubicados en comunidades indígenas donde su tecnología no incluye productos químicos, a efecto de impulsar esta actividad.

Mejía Haro señaló que en la última década México ha pasado de una superficie destinada a la producción de orgánicos de 25 mil a 400 mil hectáreas, generando divisas que superan los 300 millones de dólares.

El crecimiento de este mercado se debe a que existe una tendencia del consumidor para cuidar su salud con productos sanos, así como una mayor conciencia sobre la importancia de conservar el medio ambiente.

Indicó que este es un mercado con el que se puede competir con países industrializados y altamente contaminados con pesticidas y transgénicos, como es el caso de los Estados Unidos.

Por su parte, Cruz López Aguilar explicó que hay campesinos que por circunstancias económicas y de marginación, sus procesos productivos no se han contaminado, por lo que es necesario hacerles un reconocimiento a su calidad orgánica y de esta manera puedan participar en el comercio con este plus, que tendería a reflejarse en el precio.

Agregó que en el mundo hay un movimiento llamado Comercio Justo que busca abrir espacios a los pequeños productores e incorporarlos a la comercialización; ese es el objetivo que se persigue con la aprobación de esta Ley.

Finalmente, afirmó que esta normatividad se contrapone un poco con los productos transgénicos, pero una de las prioridades es que no sólo se prohíban químicos en el proceso productivo, sino también que provengan de un origen que no contenga trasgenosis.