La aprobación de las reformas a la Ley de Desarrollo Sustentable de la Caña de Azúcar no son suficientes para sacar adelante un sector del que viven dos millones y medio de mexicanos que dependen de esta actividad, así lo reveló el diputado Juan Fernando Perdomo, integrante del Grupo Parlamentario de Convergencia, quien criticó que esta ley es más que nada para la relación entre cañeros e industriales, pero que no mejora las condiciones de los trabajadores.

Puntualizó que, por ejemplo, con la entrada de la fructosa subsidiada de Estados Unidos se daría una competencia desleal porque nuestra azúcar para nada está subsidiada en México. “También tenemos el problema del contrabando, ya sea aquel que utiliza herramientas jurídicas falsas o aquel contrabando totalmente ilegal”.

El legislador veracruzano exigió que se resuelva el problema de los ingenios azucareros expropiados. Explicó que de alguna manera éstos son manejados con decisiones de carácter político, situación que afecta a miles de familiares.

“Falta, sin duda alguna, como lo hemos comentado, con la Comisión de Energía, la Comisión de Economía y propiamente la de Agricultura, el tema de las oportunidades de la cogeneración de energía eléctrica de los ingenios azucareros, el uso de etanol, y también el financiamiento de estos proyectos en donde debemos participar”, apuntó.

Juan Fernando Perdomo consideró adecuada la aprobación de esta ley, pero para que en su futuro se hagan más reformas que enriquezcan y se autorice algo que impulse al sector de la agroindustria de la caña de azúcar.

“Con la aprobación de la ley se llena un hueco fundamental que había dejado la abrogación del decreto cañero que durante muchos años rigió sobre todas la relaciones entre los industriales y los amigos de ese sector y que estaba sujeta al capricho del Ejecutivo”, dijo.

Añadió que los industriales y cañeros pueden estar seguros de que la Ley de Desarrollo Sustentable de la Caña de Azúcar fue aprobada por un Congreso plural que representa los intereses de todos los mexicanos.

Reconoció que el proceso de aprobación de la ley no fue muy agradable, debido a que fue objetada por el Ejecutivo Federal y que además puso oídos sordos y para lograr revertirlo se recurrió a la protesta en las calles.

Aunque el legislador se dijo satisfecho por la aprobación de la ley, reconoció que el hecho de contar con ésta no basta para sacar adelante un sector del que viven dos millones y medio de personas en México.