Ser indígena es motivo de orgullo y no de sumisión
La Comisión de Participación Ciudadana de la Cámara de Diputados inauguró los trabajos de la décimo séptima ofrenda del Día Mundial de Nuestra Madre Tierra, con el propósito de rescatar el respeto, amor y cuidado hacia nuestro planeta.

A nombre del diputado Jaime Moreno Garavilla, presidente de la Comisión, el licenciado Othón Sánchez Cruz resaltó que la Tierra ha sido el principal fruto de las necesidades del hombre, ya que es quien da alimento.

En tanto, Jesús Leonel Salgado, de Insignias Aztecas, subrayó que “los mexicanos hemos sido ignorantes de lo que representa la cultura, pues perdimos las raíces y valores que para los extranjeros son importantes y rescatables”.

Indicó que es indignante que los diputados hayan aprobado cobrar 45 pesos en los 165 museos, a quienes en su afán por conocer la cultura del país se ven afectados.

Destacó que la Tierra es de todos y para todos, ya que no es indígena el que se viste y adopta las tradiciones de quienes tienen clara su identidad, puesto que no hay 10 millones de ellos, sino 110 millones de nativos con sangre indígena.

Leonel Salgado mencionó que aún persiste en el país discriminación y prejuicio, a quienes entienden la naturaleza y símbolos de los prehispánicos. Agregó que es indispensable que esas ideas se reflejen en las curules de la Cámara Baja.

Esta ofrenda se expondrá del 17 al 23 del abril, en el Palacio Legislativo de San Lázaro, en el Museo de la Ciudad de México, en la Casa de la Primera Imprenta de América, Museo de Antropología y en el Zócalo capitalino.f

El evento, organizado por la Comisión de Participación Ciudadana, el Gobierno de la Ciudad de México, la Campaña permanente por la Tolerancia Religiosa y Libertad de Consciencia, incluye entre sus actividades conferencias magistrales, seminarios, talleres, demostraciones curativas, ceremoniales, danza, actividades para niños, narrativas, recitales y conciertos.

Todo esto con el fin de conocer las raíces para sentirnos orgullosos de ser mexicanos y pertenecer a una cultura ancestral que respeta, ama y cuida la vida, la naturaleza y, ante todo, a la madre Tierra.