Es prioritario avanzar en una reforma política profunda en el Distrito Federal y no quedarse en la parálisis en la que se ha estado durante 10 años, por lo que se requiere que el tema se reconsidere, afirmó el diputado José Agustín Ortiz Pinchetti (PRD)

Al inaugurar el Foro “Reforma Política del Distrito Federal”, llevado a cabo en el Salón Legisladores de la República, Ortiz Pinchetti indicó que la falta de reformas jurídico y políticas en la capital del país sólo puede causar males.

De ahí que, indicó, la intención del Foro es retomar el asunto de la reforma, a fin de preparar a la opinión pública y a los partidos políticos para dar cima a este proyecto que ya tiene más de 150 años aplazado.
Abundó que desde entonces hasta nuestros días se ha frustrado ese intento. “Estuvimos cerca, casi rozamos con la mano el objetivo en el año 2001, cuando se logró que todas las fuerzas políticas decidieran concluir la reforma política que había establecido sus bases en 1990”.

Precisó que con la gran reforma política aprobada también por todos los partidos, la reforma del 2001, hubiera permitido la promulgación de la primera Constitución o del primer estatuto constitucional del Distrito Federal, no obstante, las razones por las cuales este proyecto se frustró, son casi incomprensibles.

Agregó que después de una larga discusión en que intervinieron académicos, juristas, políticos y representantes de todos los partidos políticos, se llegó a un acuerdo en octubre del 2001, por el cual se comprometían, todos, a impulsar la reforma política del Distrito Federal, que incluía una propia Constitución.
Señaló que el gobierno del Estado de México tenía fuertes problemas financieros y quería aprovechar la reforma del Distrito Federal para resolverlos y se opuso a ella.

Más adelante, Lorena Villavicencio Ayala, integrante de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, expuso que no se ve ningún tipo de avance en la gran, mediana y pequeña reforma. Este tema está completamente truncado.

Añadió que el modelo institucional del Distrito Federal está absolutamente agotado, porque el desafuero de Andrés Manuel López Obrador, más allá de las aspiraciones políticas para impedir la postulación de un candidato o de un ciudadano a la Presidencia de la República, es un reflejo claro de esta crisis institucional.

Destacó que hay un desencuentro natural entre el Presidente de la República y el propio Jefe de Gobierno, lo que genera la falta de claridad a quien le corresponde determinado asunto y ha provocado una disputa entre los niveles de gobierno.

Afirmó que es urgente una reforma política de fondo, porque el tema del DF se concibió en un artículo transitorio en 1824, cuando se establece la Constitución Federalista, y hasta la fecha no se ha podido resolver el diseño institucional.
Indicó que dicha reforma debe evitar la permanente discusión con la Suprema Corte de Justicia de la Nación. “Queremos hacer valer facultades equivalentes a las que tienen otros congresos locales y la SCJN nos ha bateado en varias ocasiones”.

Subrayó que debe darse naturaleza jurídica al jefe de gobierno como Poder Ejecutivo del DF, así como a la Asamblea Legislativa y al Tribunal de Justicia del DF, para que tengan facultades en los mismos términos que cualquier entidad y poder acceder a los instrumentos jurídicos de la Constitución.

Asimismo, quitar las atribuciones que tiene el Congreso de la Unión en el tema del Distrito Federal, y al Presidente de la República despojarlo de la facultad de nombrar al titular de Seguridad Pública y al Procurador capitalino. Además, evitar que la remoción del cargo del Jefe del Ejecutivo local siga en manos del Senado, porque se convierte en arma de chantaje y tiene que estar en los términos de cualquier gobernador.

Otro punto, es que la Asamblea Legislativa apruebe su techo de endeudamiento y se establezcan igualdad de condiciones a los habitantes del Distrito Federal respecto a los de las entidades.

En su turno, el maestro Manuel Perló Cohen, licenciado en Economía y doctor en Planeación Urbano- Regional, aseguró que nunca está de más discutir los temas de la Reforma Política del Distrito Federal; es tarea que debe hacerse permanentemente. Agregó: “no hay reformas políticas definitivas, acabadas y para siempre”.

Abundó que el Estatuto de Gobierno de las grandes ciudades es un tema que está no solamente en constante discusión, sino en permanente transformación”.

Consideró que en muchos sentidos la Asamblea Legislativa del DF es un Congreso local, tiene esas funciones, esa dinámica, incluso está más avanzada que varias legislaturas del país.

Por lo que, dijo, la experiencia que se ha acumulado en el Distrito Federal es riquísima, ya que estos diez últimos años aportan diversos elementos.

Puntualizó que la reforma política no es un conjunto de preceptos abstractos, generales, alejados de la vida cotidiana de la gente, sino debe ser un instrumento para lograr que la ciudad de México pueda conducir su desarrollo.

Subrayó que no se puede desvincular la reforma de lo que sucede todos los días con los habitantes de la capital, por lo que si no logramos vincular la reforma a los intereses de la población, esta idea seguirá siendo un tema en manos de los partidos políticos y se frenará como se hizo en el 2001.

Al referirse a los temas particulares de la reforma, manifestó que existen dos en los que se puede avanzar aun si no se tiene esta reforma constitucional: el cambio en el sistema de planeación urbana y mayores funciones a las delegaciones políticas.

Expuso que no se debe permitir que la confrontación política lleve a la parálisis en las reformas político- administrativas que necesita esta ciudad; sería desacreditar la democracia y los avances de los diez últimos años.