El desperdicio de más de 12 mil litros de agua por segundo en la Ciudad de México, el derroche del 50 por ciento del suministro por problemas de infraestructura y el cobro cinco veces menor al valor a nivel nacional, ha provocado que la Comisión de Recursos Hidráulicos de la Cámara de Diputados busque reformar la Ley en la materia.

Ello, con el fin de impulsar un proyecto que garantice un consumo de 40 litros de agua potable al día por habitante y establecer un cobro justo, firme, eficiente y progresivo del líquido, así lo señaló el presidente de la Comisión, diputado Fernando Ulises Adame de León (PRI).

Indicó que los principales problemas a los que se enfrenta el sector son el cobro, conducción y distribución del líquido, puesto que en algunas comunidades rurales apenas el 20 por ciento de los habitantes paga su consumo, mientras que en el Distrito Federalsolamente el50 por cientocubresus derechos.

Subrayó que para evitar la descapitalización del sistema hidráulico y alcanzar una inversión en infraestructura, el Gobierno Federal debe abastecer en su totalidad a la ciudadanía, quien deberá pagar por el uso.

Adame de León expresó que la población se resiste a asumir su responsabilidad como sociedad, pues no existe la cultura de pago, aun cuando en la Ciudad de México es de 2.50 pesos por metro cúbico, mientras que en Tijuana es de 12 pesos.

Dijo que la intención es legislar en relación con el precio, el cual no deberá ser gravoso para los habitantes, pero sobre todo para que adquieran solidez los organismo operadores.

Manifestó que la propuesta nació de las conclusiones del Foro Mundial de Legisladores, al proponer el otorgamiento de 40 litros de agua potable por persona en un día, lo que equivaldría a 1.2 metros cúbicos al mes, apoyados por losorganismos operadores y el gobierno.

El presidente de la Comisión de Recursos Hidráulicos ilustró que en ciudades como Saltillo, Aguascalientes, Tijuana y Torreón se cuenta con una administración eficiente en cuanto a la distribucióny al cobro del agua potable.

Apuntó que el hecho de que México sea el tercer consumidor de agua embotellada, después de Estados Unidos y de Italia, no debe ser motivo para que no haya una regulación, en proporción con los mecanismos de control de la venta, puesto que no es mercancía.