• Dos mil empresas embotelladoras no tienen el permiso correspondiente
• En muchos casos usan agua de la llave para llenar los garrafones

La Comisión de Recursos Hidráulicos, que preside el diputado Jesús Manuel Patrón Montalvo, aprobó un dictamen con punto de acuerdo para exhortar a la Secretaría de Economía, a la Procuraduría Federal del Consumidor y a la Comisión Nacional del Agua a implementar y aplicar mecanismos para el control de precios y calidad del agua que se vende embotellada.

El documento, avalado en reunión de trabajo, refiere que es necesaria la actuación de las autoridades competentes para la aplicación estricta de las leyes en la materia, de tal manera que la calidad y el precio del agua embotellada se mantenga bajo el control público.

Asimismo, que las empresas que cuenten con registro mantengan sus actividades en la regularidad y que aquellas que no cuenten con la autorización correspondiente, sean sancionadas según corresponda.

La disponibilidad de agua por persona está disminuyendo y en virtud de las atribuciones que la Ley de Aguas Nacionales confiere a la Conagua, dicho órgano administrativo desconcentrado debe tener injerencia, en coordinación con otras dependencias, en la instrumentación de los mecanismos para el control de los precios del agua embotellada.

Señala que la Norma Oficial Mexicana, “Salud ambiental, agua para uso y consumo humano”, establece los límites permisibles de calidad y tratamiento a que debe someterse el agua para su potabilización con la finalidad de establecer un eficaz control sanitario que se someta a tratamientos de potabilización a efecto de hacerla apta para el uso y consumo humano.

Subraya que es común que distribuidores que se dedican a la venta de agua embotellada la obtengan de la llave y la purifiquen en filtros, en el mejor de los casos. Asimismo, muchos de los sujetos que se dedican al comercio de agua embotellada, operan de manera clandestina o irregular.

Según la Asociación Nacional de Productos y Distribuidores de Agua Purificada, cerca de dos mil empresas purificadoras de agua trabajan irregularmente, provocando riesgos para la salud de los consumidores y que otras tantas no tienen marca registrada y falsifican etiquetas de marcas reconocidas.

Explica: “si la calidad del agua de la llave no es apta para el consumo humano o incluso no existe la infraestructura que permita el acceso al vital líquido, el consumidor tiene la necesidad de adquirirlo de las embotelladoras o purificadoras que se instalan en los barrios, a los precios arbitrarios que las propias empresas determinan”.

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