• El gran número de los casos ocurre en el propio hogar

Un estudio de la Comisión Especial para Conocer las Políticas y la Procuración de Justicia Vinculada a los Feminicidios en el País, refiere que entre 2006 y 2007 se registraron en México un total de dos mil 232 feminicidios.

El documento destaca que el estado de México y el Distrito Federal ocuparon el primero y segundo lugar en número de homicidios contra mujeres con 299 y 244 casos en dos años, respectivamente.

Le siguieron Michoacán con 202; Guerrero, 129; Veracruz, con 135; Jalisco, 119; Puebla, 109; Baja California, 105; Chihuahua, 84; Sinaloa, 80, Tabasco, 59 y Sonora, 57.

Las entidades con el menor índice de feminicidios, de acuerdo con el estudio más reciente de la Comisión Especial, son Colima, con 3 casos; Campeche, 4; Yucatán 8; Tlaxcala y Aguascalientes, con 10; Baja California Sur, con 11; Durango y Querétaro, 16.

En la tabla media aparecen Morelos, con 39 homicidios contra mujeres; Hidalgo, 38; Nayarit, 24; San Luis Potosí y Zacatecas, con 23 casos, respectivamente y Oaxaca, 20.

De acuerdo con la Comisión Especial que preside la diputada Violeta del Pilar Lagunes Viveros (PAN), los comportamientos de misoginia se han ido activando de forma paulatina en todo el país para desvalorizar, denigrar y amedrentar a las mujeres, excluyéndolas del acceso a bienes, recursos, oportunidades y en general, al goce de sus derechos fundamentales, lo que sin duda, destaca, “también es causal de delito”.

El estudio destaca que el mayor número de feminicidios ocurre en el seno familiar, es decir, el registro de amas de casa asesinadas en su hogar supera a los de la calle o secuestros.

“La violencia contra las mujeres, por el hecho de ser mujeres, las ubica en una relación de desigualdad, opresión, exclusión, subordinación, discriminación, explotación y marginación; también son víctimas de amenazas, agresiones, maltrato, lesiones y daños que pueden ser físicos, morales, sexuales, educativos, laborales, económicos, patrimoniales, familiares y comunitarios”.

Añade que cuando la violencia sucede desde el seno familiar, ésta se ve reflejada en la formación de las niñas, lo que trae como resultado que en su desarrollo como mujeres se incorporen los “lamentables estereotipos vivenciales”.

Concluye que en los casos de violencia existe un patrón constante de denuncia por parte de los familiares de las víctimas, como de diferentes grupos y entidades, las cuales coinciden en la omisión de la justicia.

“Describen actos de complacencia, displicencia, omisión, falta de voluntad, ausencia de justicia, violación de derechos constitucionales y humanos, procedimientos de inequidad de género en la justicia, intimidación, conductas misóginas de justicia, impunidad, negligencia, subestimación jurídica, solapamiento y falta de aplicación de la justicia para investigar, castigar y prevenir tales delitos”.

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