Palacio Legislativo 12-XI-2010 (Notilegis).- El diputado Porfirio Muñoz Ledo (PT) enfatizó que se debe de trabajar en una reforma integral que contemple cambios en instituciones electorales, del sistema de Gobierno y del federalismo para lograr un nuevo Congreso Constituyente.

Durante el seminario “Legislación, Administración Pública y Globalización”, Muñoz Ledo enfatizó que el país necesita cuatro reformas fundamentales: de las instituciones electorales y sistema representativo; sistema de Gobierno, democracia participativa y comunicación social, así como la de federalismo, municipalismo y descentralización del poder político mexicano.

El diputado del PT, aseguró que debido a los cambios en el país y las constantes modificaciones durante décadas, es necesario hacer un cambio “radical” para la reconstrucción de las instituciones del Estado.

“Cuando digo radical, es que quiero recuperar el sentido de la palabra radical, que es ir a la raíz de los problemas que es no andarse por las ramas, que es medir los grandes temas de la nación para combatirlos con determinación. Hay que quitarse el vértigo de hablar por un nueva Constitución”.

Necesitamos, dijo, un Congreso que deje fuera los buenos deseos de los legisladores y las reformas parchadas, “si no tenemos un Congreso que se respete a sí mismo, si pasamos los días con los puntos de acuerdo que no son sino buenos deseos de los legisladores que no están previstos por la ley, no podremos cumplir la encomienda que se nos ha dado”.

Por lo anterior, adelantó que se trabaja en una reforma integral para que se presente el próximo año “de lo contrario el país llegará sin una reforma total para el año 2012 por ello dijo: “abogo por un nuevo Congreso constituyente”.

En ese sentido explicó que la reforma administrativa es modernizar, simplificar, normartirizar la obesidad del Estado, el cual, dijo, por necesidades de desarrollo ha multiplicado una serie de instituciones hasta de carácter productivo para suplir en ocasiones la quiebra de los sectores privados.

Lamentó que desde hace muchos años las reformas administrativas estén destinadas al fracaso, después de asegurar que el país tiene un vaciamiento de la soberanía cuando entrega decisiones en materia de energía, seguridad y estrategia nacional al extranjero.

“En 1988, el país sólo podría cambiar su aparato de poder si lograba una democratación del Estado que cambiaría el rumbo del país, que concibiese un nuevo proyecto económico y social que se pluralizará que hiciera participar a la gente en los procesos políticos y que concluyera una reforma cabal de las instituciones, ese propósito ha fracasado una y otra vez”, dijo.

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