Benito Nacif, colaborador: Me gustaría comentar sobre lo que escribí en mi columna del Excélsior el día de ayer y eso está relacionado con lo que los mexicanos vimos que ocurrió a lo largo de la semana en el Congreso, desde la toma de la tribuna, los pleitos y finalmente la ceremonia, creo que resultó un fracaso más para el PRD; sus amenazas, sus acciones intimidantes no lograron impedir que Felipe Calderón acudiera al Palacio Legislativo y rindiera protesta tal como lo exige la Constitución.

Con ello se logró cerrar cualquier escollo con el cual se le pudiera escamotear su investidura como Presidente de la República.

Lo que pasó en la Cámara de Diputados, sin duda le quitó lustre a una ceremonia de toma de posesión, lo convirtió en un acto tumultuoso, desordenado, y a empujones, jaloneos, gritos, la minoría del PRD logró imponer su mensaje de que están agraviados por el fraude electoral, que se oponen al restablecimiento de una normalidad política.

Poco parece importar que a lo largo de cinco meses no hayan podido aportar pruebas de que existió el presunto fraude, o que la mayoría de los mexicanos, hoy en día lo que quieren, es orden y estabilidad.

Bueno, ¿cuáles fueron los saldos de lo que vimos en San Lázaro? Si el PRD piensa que logró infringirle algún daño a la Presidencia de Felipe Calderón, creo que en eso se equivoca; el gran perdedor del zafarrancho en el Congreso curiosamente fue el Congreso mismo.

A pesar de las campañas publicitarias que han emprendido tanto la Cámara de Diputados como el Senado, la verdad es que después de lo que vimos la semana pasada, esas campañas publicitarias lamentablemente no fueron más que una forma de tirar el dinero de la gente a la basura, porque nadie va a corregir la imagen del Congreso después de los empujones e insultos que vimos (Ruiz Healy, 07:30, 7´37´´, maga)