Leopoldo Mendívil, colaborador: El lunes pasado el diario capitalino Milenio informó que como nunca antes en la historia del país, el Presidente de la República en turno tendrá a su disposición un total de 701 mil 815 horas pausadas disponibles en tiempos oficiales que corresponden al Estado en estaciones de radio y televisión. Si se divide este inmenso paquete de tiempo para transmisión y luego lo multiplicas entre 365 suman mil 922 horas de transmisión en radio y televisión para cada día de este año 2007, una inmensidad.

Bueno, al día siguiente Héctor Aguilar Camín comentó ahí mismo en Milenio que el presidente Calderón ha dado muestras de que en esto repetirá a su antecesor. Para entender la magnitud de lo anterior, consideremos una emisora que transmite las 24 horas del día, estaría obligada a entregar 30 minutos por tiempos de Estado más tres horas por tiempos oficiales, un total de 230 minutos diarios, ¿Soportaría hasta 230 minutos diarios de mensajes gubernamentales las estaciones de radio y televisión?

Ahora 75 millones de compatriotas acostumbrados a ver y oír radio y televisión, ¿lo soportarían? Bueno, pues las respuestas serían tan duras que ni pensar en cómo las convertirían en palabras.

Fox, o para ser más precisos, la pareja presidencial empeoraron la situación por sostener sus índices de popularidad y doblaron las espaldas ante el poder de algunos medios electrónicos, recortando bárbaramente les tiempos del Estado, pero peor los oficiales, y de lo que quedó eran ellos quienes determinaban cómo se buscaban, la condición era mantener en alto sus personales índices de personalidad, lo demás era lo de menos.

De haber negociado un arreglo mediante la reducción de esos tiempos a una cantidad útil, racional para comunicar, pero no para saturar y mucho menos para hartar, y de haberlos distribuido equitativamente entre las instancias de gobierno el Ejecutivo, habría multiplicado su comunicación y su capacidad de informar adecuadamente a la población con un instrumento que el poder en México jamás ha sabido utilizar ni para sus propias mezquindades. Así esperemos de buena fe que andado el tiempo, Aguilar Camín pueda ufanarse por haberse equivocado al escribir que el presidente Calderón (Felipe Calderón Hinojosa) en eso repetiría a su antecesor (Cúpula Empresarial, 7:12, 5’ 17”, mahm).