Polo Mendívil, colaborador: Yo quiero hablar de Luis Carlos Ugalde, que ha dejado que el tiempo defina cómo pasarán a la historia los legisladores que a él lo han defenestrado, echado por la ventana vulgarmente.

Esto va a depender de quienes, si los ciudadanos o los partidos, sean los beneficiarios de la reforma electoral, ya tendrán tiempo los partidos y sus empleados, los integrantes del poder Legislativo, para intentar explicaciones y pretextos.

Pero si no logran articularlo en las próximas dos semanas van a terminar como los verdaderos culpables de lo que depare al país en la siguiente década en materia electoral y no va a ser poco lo que va a suceder en esos años.

Por lo pronto, Ugalde regresa con gloria a la vida académica para impartir la cátedra John F. Kennedy en temas latinoamericanos de la universidad de Harvard.

Con esto se situó por encima de las miserias y perversidades políticas con que fue apedreado por el resultado de la elección presidencial, a lo que él respondió ayer: que quedó satisfecho por haber cumplido con el mandato de la ley electoral.

La ley que nosotros sí cumplimos y que, además, trataron sus compañeros consejeros, los miembros del Consejo del IFE, que fuera mejorada por la LIX Legislatura Federal.

Pero, los diputados de todos los partidos la mandaron a la congeladora en diciembre del año antepasado, en vez de haberla adecuado para poder normar en mejores condiciones el proceso electoral del año pasado.

Y qué pena que Fernando del Paso, ese extraordinario escritor recién laureado, no sea quien lo sepa, anteayer, del Paso dijo que Calderón ganó la elección porque todo estuvo armado para ello y sí, Oscar Mario, todos los diputados federales, incluidos panistas y perredistas, lo armaron así cuando se negaron a desarmar la ley electoral que todavía sigue vigente.

Del Paso tiene todo el derecho en seguir creyendo en AMLO como varios millones de compatriotas que carecen de la cultura de este escritor y de su información y, seguramente, su enfermedad no le ha permitido ir a ver Fraude, la película de Mandoki. Duración: 5’11” m/m