Jorge Fernández, conductor: Por cuarta ocasión, Jorge Alcocer fue descalificado para ser miembro del IFE, había ocurrido en 1994, volvió a ocurrir en el 96, también en la reforma del 2003 y ahora. Su pecado original es haber sido responsable del servicio electoral de lo que entonces era el FDN, el Frente Democrático Nacional, el predecesor del PRD en las elecciones del 88, y haber reconocido que en aquellas elecciones, si bien hubo fraude, no había ganado el PRD.

También fue descalificado porque en 1989, 1990, fue quien negoció una reforma electoral profunda con el salinismo, que finalmente el PRD rechazó.

Algunos, incluso, se involucran en su vida personal y le recriminan haber establecido una pareja con Silvia Hernández, como por muchos es sabido una dirigente priísta muy reconocida.

A Jorge Alcocer, en muchas ocasiones, sobre todo en el último periodo de esta Reforma Electoral de la que fue uno de sus arquitectos, lo hemos criticado. Es, sin duda, Jorge Alcocer, un hombre controvertido y con opiniones que pueden o no ser compartibles. Pero de lo que no cabe duda es que es uno de los principales especialistas electorales en el país. La verdad, Jorge Alcocer no merece ser vetado para lo que mejor sabe hacer.

En esta ocasión perdió la oportunidad, quizás también porque le ganó en algunos momentos del debate la soberbia y porque no fue plenamente confiable en lo que él mismo había propuesto, en lo que él mismo había dicho en muchas ocasiones.

Lo cierto es que no fue vetado por eso, fue vetado por su historia, sobre todo por el PRD; también por un grupo de la bancada legislativa del PAN que sigue marcada por el “espinismo” y que a todo lo que huela a un pasado de izquierda le da pánico.

Alcocer, insisto, puede ser controvertido o no, se pueden apoyar o no sus puntos de vista, pero no merece ser tratado como lo han tratado los partidos políticos.