Joaquín López-Dóriga, colaborador: Cuando Andrés Manuel López Obrador en el intránsito de pasar de gobierno legítimo a gobierno en la sombra echó su red a ver quien caía en lo de su debate sobre la Reforma Energética sabía que atraparía a alguien, lo que no imaginó fue que Santiago Creel cayera cuan corto es.

Desde el eje de la reinvención de ambos López Obrador había retado a debatir a los que ha colocado en su top ten de traidores: Calderón, Mouriño, Reyes Heroles, Creel, Beltrones, Gamboa, Labastida y los que se sumen en estos días.

Los aludidos dejaron pasar la provocación, la ignoraron, pues era lógico rechazar el anzuelo que les tiraba AMLO, pero hubo quien no, quien se lo tragó y completo, y hombrecito que es, levantó el pejeguante, fue cuando le preguntaron a Santiago Creel ¿estaría dispuesto a debatir con López Obrador? sí, por supuesto, cayó Creel.

En unos cuantos días todo se derrumbó, Santiago Creel se echó para atrás, salió a decir que no, que ni hablar de debate con López Obrador por dos motivos que no tienen nada que ver uno con el otro, en el primero dijo que antes de debatir debería de estar ya en el Congreso la iniciativa de reforma energética; en el segundo que no le iba a abrir el espacio mediático a López Obrador, lo que Creel pudo saber hasta que se lo advirtieron, le recordaron que no se manejaba sólo y que no se atreviera a malviajar el principal proyecto calderonista, la multicitada y ahora hasta fantasmal iniciativa de hidrocarburos, son cosas pues de hombrecitos. ys/m.